Contando confidencias: En el escenario con David Copperfield

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Realizar ilusiones nuevas le puede llevar desde 1 a 7 años. Copperfield compara su proceso creativo a escribir una canción.

«A veces viene primero la letra, y luego la música, hay muchas cosas que me quedan hacer, siempre quise tallar el rostro de una mujer en el monte Rushmore, enderezar la torre de Pisa o desaparecer la luna.»

Pero incluso lo supuestamente infalible puede tener un error. Copperfield admitió que hubo una ilusión de gran escala donde estuvo muy cerca de correr un gran peligro. «Una vez en el lago Tahoe, en Nevada, cuando estaba levitando una Ferrari, estaba a punto de pasar sobre mí cuando se cayó. Por suerte no me aplastó y el telón cayó. Simplemente salí y dije ‘el show terminó!'»

Esta adrenalina es lo que el público busca de Copperfield. Y aún así, muchas de sus ilusiones parecían mediocres durante el show del viernes, transportando un pato de una caja a otra y manejando un letal escorpión negro africano para predecir una carta, y no me impresionó mucho.

De hecho, durante gran parte del show, el mago pareció muy desganado al hacer los trucos que ha conceptualizado y realizado los últimos años. La falta de entusiasmo puede deberse a la apretada agenda del mago. Con más de 500 shows anuales, dice que la participación de la audiencia mantiene fresco el show.

«Nunca sé qué pasará con la gente que se selecciona al azar para participar en el show, la mayoría de las veces es la parte más cómica de la noche.»

El nombre del ilusionista ha sido sobreexpuesto al aparecer desde el show de Oprah Winfrey hasta «Familiy Guy». Una autopromoción descarada haa expuesto demasiado a Copperfield.

Cuando no está en el escenario, Copperfield se enorgullece con su museo internacional y biblioteca de las Artes del Conjuro, un secreto mantenido por una década escondido en el desierto de Nevada que contiene uno de los anticuarios de la magia y el ilusionismo más grandes del mundo, todo bajo un mismo techo. Allí se mantienen artefactos de los magos más renombrados de la historia, los zapatos de bebé de Harry Houdini, por ejemplo, que descansan en una caja de cristal, y una bóveda de escapismo colgada del techo.

Pero la vista de las aproximadamente 80.000 piezas se mantiene fuera del alcance del público, reservada para estudiantes y magos. Copperfield explica que mantenerlos encerrados es una manera de preservarlos.

«La última vez que estuve en Los Angeles en el 2002, traje mi colección de Houdini. Así que no siempre la mantengo bajo llave» dijo.

A pesar del casi decepcionante show del fin de semana pasado, Copperfield sigue muy seguro sobre el futuro de la magia y su poder en la audiencia americana.

«Nunca renuncies a tus sueños, no consideres nada imposible!»

Fuente: , 5 de febrero, 2007

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