La importancia de la música en la presentación (II)

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La música es un comunicador muy poderoso, como ya he mencionado en otras notas. Puede usarse para lograr un ambiente y para evocar todo tipo de emociones. En el contexto de un show mágico puede y debe usarse para mejorar, pulir y realzar los puntos principales de un acto. Una pieza musical dramática puede realzar una ilusión peligrosa, pero también se puede obtener el mismo efecto con una pieza más relajada. No siempre hay que enfocarse en la opción mas obvia.

El silencio puede llegar a ser una herramienta muy poderosa en un momento determinado. De hecho, muchos magos usan los silencios, logrando con ello momentos de extrema tensión. En definitiva, la elección del acompañamiento musical dictará el paso y el ritmo del truco a realizar.

Una gran ayuda para comprender esto en su totalidad es la simple acción de ver y escuchar un buen filme. La obra de Brian de Palma “Los intocables» es un buen ejemplo de cómo la música realza partes de la película y logra momentos inolvidables. Allí se ve que las escenas más poderosas no siempre se ven acompañadas con una música igual de poderosa sino que, al contrario, es una pieza suave la que las acompaña.

Nunca es bueno bombardear al público con imágenes y sonidos, sino que debes matizar todo con una buena iluminación. Deja que la música y el entorno artístico trabajen para ti y no que se conviertan en el eje principal y arruinen un acto pasándote por encima.

La música de apertura es esencial ya que, como se dice habitualmente, los primeros segundos de tu presentación serán decisivos y tienes que conseguir el máximo impacto posible allí. Pero eso no significa que la música debe ser «grande». Durante años, los magos dijeron que la mejor manera de abrir un espectáculo era utilizar un acto rápido con una música “pegajosa» para llamar la atención. Pero esto no es tan así. Hay tantas maneras de iniciar un show como magos diversos y ahí está uno de los aspectos donde debemos poner atención para conquistar una personalidad y estilo propios.

Una vez vi a un mago que empezaba su acto con una rutina que realizaba completamente en silencio, sin tener música hasta el comienzo del segundo acto. De hecho, esto puede ser increíblemente fuerte. La audiencia queda estupefacta observando cada detalle y la música lo que hace es realzar el final del acto de una manera hermosa; entonces todo el show se ve enriquecido.

Pero debes prestar atención, como he dicho antes, a no convertir la música, la rutina, las luces, las imágenes en reemplazo de ti mismo. Para establecer una buena relación con el público y la gente que te rodea, debes lograr que todo sea armónico, y que tu lugar sea el lugar central del artista.

La música de cierre también es de vital importancia. Debe ser fuerte, pero por fuerte que no se entienda rápida y furiosa, significa simplemente fuerte. Yo sugeriría que fuese algún tema que haya sido usado durante el show, algo poco conocido que se pueda relacionar con el mago. No conviene usar algo nuevo a esta altura, sino una pieza que sea reconocida de haberla escuchado un rato antes y que pueda quedar asociada a tu figura y tu show.

Otro punto importante es la sabia mezcla de estilos musicales. Mientras más variedad musical, más cantidad de personas se verán identificadas con tu acto pero debes cuidar igualmente la continuidad, ya que si no hay ningún tipo de relación entre tema y tema se pierde el efecto. Esta es la contra de trabajar con música enlatada y no con una banda en vivo.

Durante el show el timing debe ser impecable, debes conocer la música hasta el último detalle y debe ser accesible para la gente, que no tiene por qué escuchar el tema 12 veces para que les empiece a sonar conocido o familiar.

Y recuerda, la música puede llegar al alma. Úsala!

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