La verdadera regla de oro de la magia
Este artículo de Harapan Santoso Ong fue traducido y es publicado con permiso del autor y
Como magos, creo que todos estamos atados a la regla de la «no exposición», por esto quiero decir que nunca podemos develar los secretos de nuestros efectos a nadie, incluso familiares o amigos cercanos.
El problema es que no todos los «profanos» lo saben. Inevitablemente nos encontramos con las preguntas «¿cómo hiciste eso? ¿puedes enseñármelo?». Y debes pasar por el tortuoso y nada fácil proceso de negarse debido al «código de conducta del mago».
La pregunta que me hago entonces es: ¿Por qué no exponerlo?
¿Qué le dirías a tu audiencia si te piden que expongas tus secretos ante ellos?
Siendo un estudiante de magia y profesional por 6 ó 7 años, he caído en cuentas de que aunque la gente me pregunta repetidamente sobre cómo realicé un efecto, el 90% de ellos no lo dicen en serio. Esto lo descubrí una vez que decidí ofrecer (a propósito) develar mis secretos. Luego de hacer un truco de cartas, mis amigos me preguntaron si les podía enseñar cómo se hacía, y yo respondí «¡Seguro!, no hay problema, te revelaré todos mis secretos». Ellos quedaron shockeados ante mi respuesta poco convencional y se retractaron, no me dejaron continuar con mi exposición.
Realmente me dijeron que preferían mantener la mística y se negaron a saber la verdad. Ésto significa que los «profanos» no son estúpidos. Entienden estos principios.
Entonces, volviendo a la pregunta «¿Por qué no exponerlos?» Mi respuesta a este interrogante se basa en un principio importante sobre el cual he basado mi vida: La razón, la verdadera razón por la que los magos nunca revelan sus secretos (la regla de oro de los magos) no es por el temor a la exposición. Tampoco es por la ética de la magia. Esas no son las razones. Honestamente, si alguien realmente viniera con entusiasmo verdadero y me preguntase como se hace un truco, se lo diría.
La verdadera razón, y quisiera que lean bien ésto, es que el mago respeta el derecho de la audiencia a ser entretenida. En cuanto a lo que concierne a la magia moderna, los magos son artistas, animadores. Y una parte crucial de todo artista y trabajador del entretenimiento es asegurarse de que la audiencia reciba el máximo nivel de entretenimiento. Cualquier artista que no desee que el público se entretenga en el show no merece estar sobre un escenario «entreteniendo» al público. De manera similar, un mago que desea o busca que la audiencia se aburra con su magia es, en mi opinión, ni siquiera un ejecutante de magia, sino un mero teórico de la magia.
Al revelar los secretos de la magia a la audiencia, el mago no sólo está matando al mundo de la magia, sino que también está matando a la audiencia. El mago logra así que la audiencia se aburra con la magia. Porque el leit motiv de la magia es lograr el entretenimiento a través del asombro, y es un hecho que, una vez que el asombro desaparece, el entretenimiento se va también. Admítanlo, la audiencia disfruta de la magia porque se siente asombrada por ella. No tienen idea de cómo se realiza un truco. Entonces ¿porqué destruir el asombro descubriendo nuestros secretos? De hecho, estarías haciendo algo muy dañino hacia tu audiencia.
Magos, la próxima vez que se encuentren frente a una audiencia digan lo siguiente: «Los secretos de la magia son, por lo general, menos impresionantes de lo que aparentan ser. Así que ¿por qué matar el asombro, el amor por las actuaciones mágicas y VUESTRO derecho a entretenerse con la magia descubriendo cómo se hace?»
De hecho, deberías retarlos. Retarlos a venir y preguntar por los secretos. Sólo recuérdales que al hacerlo los están matando.
Recuerden: Cuidado con lo que deseen.
Harapan Santoso Ong
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