Tipos de Incentivos – Miguel Angel Gea
La magia es un arte en constante experimentación. Prueba y error son consustanciales a su desarrollo y práctica. De ahí que cada actuación, cada oportunidad de hacer magia es, así mismo, una oportunidad para experimentarla, comprenderla y, por supuesto vivirla.
Experimentar y comprender apelan a lo físico y a lo mental. Vivirla apela al sentimiento. Todo mago tiene cabeza y manos, pero también corazón. Se convierte así en magia vivida. Gea nos propone desde esa concepción plena del que hacer mágico amplias y diversas alternativas, tantas que se diría que no se ha dejado nada en el tintero. Dado que Gea no es un mago para la magia sino un mago para la vida, para la magia vivida, condensada de humanidad, sí se ha dejado cosas: las que le quedan por vivir. Tiempo al tiempo”¦puesto que eso, el tiempo, es el verdadero y único maestro de nuestro admirado Miguel Angel.
Introducción por Gabi Pareras
TIPOS DE INCENTIVOS
Lo coherente a primera vista sería crear magia, tu magia, imaginando la gran obra, la que va a trascender en el tiempo, la que rasgará y hará la grieta en estos límites que nos aprisionan. En mi caso con vergüenza y un poco de dolor, no tengo naturalmente esta iniciativa. Eso no significa que no me emocione con la creación de una obra y que en el proceso persiga conseguir algo tan grande, pero en general mis motivaciones son otras al principio.
Intentaré exponer cuales son todas las razones que me movilizan para conseguir alcanzar la meta general que consiste en cautivar a mis espectadores retorciéndoles su interior y abrirles por fuera para que vivan con mayor intensidad. Esto, que no suelo conseguir, es la meta final, aunque la inicial que me empuja es otra y a eso vamos.
Por el tipo de Público:
Como profesional, a veces me enfrento a situaciones que no estoy muy preparado y el resultado no suele ser muy positivo. Para estos casos, preparo juegos que se adapten al público que me voy a encontrar, como cuando empecé a hacer infantiles, adultos, ancianos. He visto magos que hacían la misma magia para todo tipo de público, sosteniéndose en que ese era su arte.
Cuando haya un público único que me permita vivir bien con mi arte haré eso, pero por ahora sufro más en comparación al tiempo que lo paso bien haciendo el mismo material para los distintos públicos, que se encuentra un mago de segunda o tercera en España. Por eso no me importa ir matizando y seleccionando juegos según los espectadores.
Por el tipo de Contexto:
Igualmente, como el público, el contexto influye. A veces me gusta, como racionalista que soy, comprender todo lo que pueda ante las diferencias entre los contextos que solemos actuar los magos, teatro pub, restaurante, calle”¦ y saber como llegar mejor al público influido por ese contexto. Es como si adquirieras armas, que podemos utilizar según nos convenga según el momento que vayamos viviendo. Incluso hacer los mismos juegos influidos por distintos contextos es una meta que me hace sentir más seguro en la actualidad.
Por el ensayo de una técnica:
Como alumno del maestro Ascanio sigo, de vez en cuando, su forma de ensayar una técnica. Concebir un juego para probar ante público, que contextualice la técnica es la mejor forma de ver si funciona, poderla analizar y naturalizarla. Eres consciente que el juego no va a durar mucho en tu repertorio, que la fuerza mágica no es trascendente, pero inmerso en una sesión se convierte en tu momento de aprendizaje y no tanto de comunicación o expresión.
Apoyo esta idea porque en el hecho de conseguir una magia realmente mágica, muchas veces es muy difícil saber discernir lo que engaña de lo que no, y aunque siempre en todo hay un elemento de fe, con estos micro juegos, aislando así partes de otra obra mayor es mucho más fácil el análisis.
Por lo mejor de un elemento:
Quizá influido por mis maestros, es un placer bucear en la literatura mágica. Me sale de igual manera, naturalmente influido, intentar conocer ampliamente toda la magia de un elemento y sentir que lo domino. Como es lógico en grupo el trabajo es mucho mejor, de ahí las charlas y recopilaciones de años atrás como la de imperdibles, dados, aros chinos, cubiletes”¦ Después de este estudio, esparcir todo el material y mezclar lo mejor, lo más cercano a tu gusto como un puzzle personal es igualmente un placer.
Te sientes parte de la historia, reuniendo trozos de muchos magos y aportando algo para continuar la evolución y sobretodo cuando vas al público, es como si estuvieras protegido por el ingenio de grandes magos, de genios ya muertos que han hecho de este arte algo presentable.
Por la aplicación de un concepto teórico:
El problema para mí de la teoría es que se quede en teoría y creerte que es algo práctico. No me importa que la filosofía sea utópica, pero la teoría conceptual mágica, necesito saber que sólo es un pensamiento peregrino, personal e intransferible o algo que me puede ayudar a mi y a cualquier mago. Muchas veces tienes que ponerte a trabajar para comprobarlo.
Concebir un juego que ponga esa teoría en práctica, llevarla al público y ver que pasa, ser frío, objetivo y realmente hacer un esfuerzo en ver que sienten. Esto se vuelve aún más duro cuando el pensamiento teórico lo sientes tuyo y quieres comprobar si tiene validez”¦ esto si que es difícil y complejo, pero con rigidez se podrá conseguir vislumbrar su auténtica calidad.
Por Ficción:
Abro este capítulo independiente al anterior punto por la importancia que ha tenido en mi vida mágica. Desde que conocí a Gabi en el año noventa y tres, me ha influido con su pensamiento ficcional. Con la forma de ver una magia no tan racional en vida externa y con la fantasía atada a unas emociones cercanas al público. Llevo muchos años pensando por este camino algo virgen que vi años atrás y que hoy en día, libremente y con el gusto personal recorren ya otros.
Por la dramaturgia:
Cuando un mago con inquietud se mete en la magia tarde o temprano se topa con el teatro. Se comparten demasiadas cosas, espacio escénico, personaje o no, técnicas corporales, luces y sonido o incluso estructuras dramáticas. Contar historias con magia y no ser un cuentacuento o hacer teatro, siempre me ha encantado y ha sido un reto, ya que contar historias con magia con lenguaje mágico es la meta.
Porque quiero que el público se sienta inmerso en una historia que le atrapa y que no le muestra ninguna salida hasta la luz que se ve al final del camino. Pero la verdadera búsqueda es conseguirlo con magia y no con teatro con algún jueguecillo. En mi caso de momento sólo me encuentro un poco a gusto en magia de cerca, pero para asimilar lo que los teatreros ya tienen avanzado hay que pensar en la fusión interna de conceptos y ver que pasa.
Por las sensaciones:
Esta, si cabe, es también un subapartado del anterior, o viéndola desde otro prisma, puede que no. Lo que me interesa es que hay sensaciones muy específicas como; que se siente cuando una madre te protege, algo que me encantaría transmitir sin contar nada dramático.
Es un proceso sin historia, sin presentación, nudo o desenlace teatral, es un acto concreto sin desarrollo. Conseguir esto y que llegue al pensamiento del otras personas es todo un reto, quizá a través de comprender profundamente la sensación, ser sincero, conocer los símbolos universales, apoyarse en elementos como la palabra sin excesos y construir todo con un epicentro claro, en este caso, la inmensa protección que se sentía de niño cuando tu madre merodeaba alrededor tuyo.
Por los mensajes:
A veces se te suben los aires del conocimiento a la cabeza, sientes que tienes algo que decir, algo harto difícil. Obviando este hecho y convencido de que si cuentas lo que sabes vas a cambiar tu entorno, lo expresas. En realidad a veces el contenido de tu mensaje no esa nada filosófico, sino tu propia opinión ante algún tema sensible. Modificas cualquier juego o partes de cero intentando no ser obvio.
Te preocupas de la sugerencia y de que se entienda aunque sea a nivel inconsciente. En este tipo de motivaciones a veces el efecto no es lo importante y la potencia está filtrada por el mensaje, aunque no es que la magia sea despreciada en el proceso de trabajo sino que el mensaje es lo que quiero que llegue claro, aunque la magia debe ser lo más fuerte posible, sino no tiene gracia.
De momento prefiero expresar lo que tengo dentro, aun sabiendo su posible escasa profundidad pero me empuja la necesidad de sacarlo, porque sino se queda dentro y se enquista y ya ha habido demasiadas muertes en mi familia de cancer.
Por la estructura:
En ocasiones me centro en el tema de la estructura que cada vez siento más su importancia. Gracias a su dominio se puede entrelazar diversas intenciones y conseguir que estas lleguen al público de forma ordenada, amena y entendible. El tema de las estructuras es infinito y cada juego es un mundo que tengo que ir jugando con él, movilizarlo internamente para conseguir lo que busco. Por esto, es muy complejo tener reglas estrictas pero es fascinante como estructuras tantos elementos que influyen a una única idea.
Por razón versus público:
En todos estos apartados hay una utilización masiva de la razón. Voy adquiriendo conocimientos, experiencia, rechazo ante lo que no me gusta y poco a poco voy haciendo El trabajo más llevadero. Es una labor de laboratorio, de soledad ante la meta. Pero hay otra forma de construir magia que es entre el público y el mago.
Cogiendo un juego de otro mago, algo que no comparto o una idea propia a medio hacer y exponerla al público una y otra vez, sensibilizándote ante sus deseos o viendo como conseguir que le gusten tus deseos. Se va construyendo la obra aportando por ambas partes y no es cuestión tanto, de preconceptos ni razonamientos o experiencias pasadas, sino de vivir el momento presente con el público y comprender que es realmente lo que gusta si esa es tu intención, o lo que les desagrada o lo que sea que busques.
Por el estilo propio:
Pasadas las épocas del conocimiento sin medida de juegos y juntarte a todo maestro que encuentras llega el momento de encontrarte a ti mismo. Aunque pueda parecer fácil, creo que cualquiera que llega a este punto vive su complejidad. Hay varias maneras para conseguirlo, supongo, pero una que es coherente con este artículo, sería construir un juego que transmitiera el mago que te imaginas dentro de ti mismo. O como decía Arturo, verte a ti mismo en una fiesta cuando eres el centro de atención y llevarlo a la magia, en mi caso contextualizo esa energía en un juego de magia, traduciéndola en la secuencia de un acto. Ver que reacción produce en el público y trabajar a partir de ahí.
Por la experimentación:
Es inevitable que el mago que se siente cercano al arte tenga la iniciativa de hacerlo evolucionar. Incluso los genios no daban con la gran obra a la primera sino que muchas veces surgía en un momento dentro de una sucesión de experimentaciones. Perder el miedo al fallo y tirarse al precipicio sin paracaídas a ver que pasa, debe ser pan de cada día. No conozco otra forma de evolucionar, claro que puede hacer perjudicar tu profesión, tu economía y tu fama, pero son elecciones personales.
Crear un juego que se salga de lo que has visto antes y hacerlo ante público es un chute adrenalínico muy fuerte, cerrar los ojos, “tirar pa lante» y romper las barreras haciéndote daño en el impacto es brutalmente emocionante. A veces el resultado es lo menos importante, aunque en le proceso global de aprendizaje es esencial, pero si al final es un “éxito» esa sensación es indescriptible y sólo lo sabrá el que lo consiga de forma sincera.
Por investigación
Este apartado tan relacionado con el anterior, tiene el matiz científico. No es tanto romper las reglas del arte, sino la investigación, el análisis, la ciencia”¦ A veces ciertas teorías propias, definir conceptos filosóficos, incluso tu repertorio está supeditado a crear juegos y analizarlos de forma científica para ir comparando resultados con otros juegos y corroborar esa teoría.
Coger varios juegos influirlos por el mismo concepto y ver como responde el público es algo que hasta puede parecer tedioso, pero espero que eso sea lo que hayan hechos los grandes teóricos para corroborar sus ideas y así que sean fiables.
Por el regalo de un Maestro:
Soy totalmente irrespetuoso con la magia de los demás cuando la hago yo, porque no me permito, actualmente hacer magia de otros magos y utilizo a veces juegos de magos como inspiración para después de todos los cambios posibles lleguen a ser míos de verdad. Algunos maestros me han regalado algún juego suyo y estos casos me vuelvo totalmente respetuoso y estricto. Pero indudablemente a lo mejor los contextos son diferentes y al final yo soy otra persona.
Aquí el trabajo es como conseguir cambiar lo mínimo, adaptándolo a mi forma y a mi público. Normalmente va cargado de sentimiento, recuerdos, de enseñanzas y vivencias de magia impregnadas por mi maestro. Así el trabajo se convierte en placer, que se vive con gusto segundo a segundo.
Por ensalzar la Magia:
Lo común en un tanto por ciento tan desproporcionado, que hace pensar que es lógico y coherente, es que los magos hagan magia para ensalzarse a sí mismos. Esto puede indicar que surge de la esencia humana por tanto no se puede cambiar nada, pero no podemos dejar de lado actos humanistas incluso con la propia magia.
Para mi este arte ha sido trascendental en mi vida y a veces me siento con ganas de decírselo al público, contando la profundidad que hay en la magia y ensalzarla, dejándome de lado por un momento. Esto abre un campo interesante y es permitir que la magia la hagan otro elementos del acto, y no siempre el mago, consiguiendo así nuevas sensaciones.
Por el deseo irrefrenable de hacerlo:
Porque me da la gana, porque quiero, porque no tengo que pedir permiso ni dar explicaciones a nadie. Porque tengo toda la libertad que puedo y quiero más. Hago los juegos como deseo sin que me importe a veces ni el público. Porque me interesa dejar libre al inconsciente y hacer sin pensar para ver que sale. El fallo es el no hacer y porque puedo, porque si no pudiera no lo forzaría.
Porque me termino aburriendo con muchas otras historias que pruebo y sin embargo con la magia llevo quince años sin dejar de pensar, con la ilusión renovada y por tanto viva. En definitiva porque hay pocas cosas mejores que crear obras de magia y si no son maestras pues seguiré intentándolo y si son malas me reiré de ellas con un vino y mis amigos magos. Pero aun con todas las influencias lógicas, serán mis obras y eso me hace feliz.
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