El Mr. Magia de Hong Kong

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El veterano local Albert Tam usa todos los trucos de su libro en su show para que la próxima convención mundial de la magia de Beijing sea un éxito.

Es un hombre intrigante que puede convertir un pájaro en un conejo antes de desaparecer en una cortina de humo.

Llámenlo conjuro o simplemente el arte del engaño, Albert Tam ha estado en el escenario entreteniendo decenas de miles de personas en Hong Kong por mas de 20 años. Su destreza es tan respetada que ha sido el designado para abrir la Convención Mundial de Magia que se dará en Beijing en el 2009 donde cientos de magos aclamados mundialmente se congregarán para mostrar sus mejores trucos, dar clínicas y publicitar sus invenciones.

El evento se realiza cada tres años y Tam, responsable de organizar la convención del 2003 en Hong Kong, dice que éste va a ser el show de magia más importante que se haya hecho en la isla.
Su trabajo va a ser la de consejero de la Asociación Mágica de China y aportar para «asegurar un show de nivel mundial».

Tam trabajó con los ilusionistas de Hong Kong los últimos 10 años, actuando y dirigiendo, como productor y consultor de shows en Beijing, Shangai y otras ciudades.
Debido a su trato cercano con la Hermandad Internacional de magos y la Sociedad Americana de Magos, ha jugado un rol importante ayudando a la Asociación Mágica China para que se convierta en miembro de las dos organizaciones antes mencionadas.

En su primer encuentro con magos en la Primera Competencia de Magia de China en 1996, Tam describe sus shows como muy pobres, hecho que los aisló de la escena de la magia mundial por varios años.
«Los profesionales eran subvencionados por el gobierno chino porque muchos de ellos no podían afrontar tener que gastar dinero en su arte» declara Tam.
«Pero la situación está cambiando lentamente ya que China está empezando a exponerse a la magia mundial.»

Conocido como «Mr. Magic» en el escenario, Tam tiene pelo largo, bigotes y a veces actúa con un disfraz negro. Ya sea que su acto incluya levitar una mujer, cortarla a la mitad o crear un puñado de billetes de $100 de una bola de fuego, Tam siempre mantiene la seriedad.

Una vez fuera del escenario, él se muestra relajado y locuaz, y con ganas de revelar todo sobre sí mismo, excepto los secretos de sus trucos. «A veces la gente me pregunta sobre cómo hago los trucos, generalmente respondo «´bastante bien, no?»´ o simplemente respondo «´mágicamente»´», dice. Tam cree realmente que el encanto de la magia sería inmediatamente destruído si los magos revelan sus secretos.

Sorprendentemente, el ilusionista admite que odiaba a los magos de pequeño, culpando de ese odio a la obsesión de su padre por este arte. «Casi todos los domingos mi padre me llevaba a la casa de magos conocidos y jugábamos con sus hijos mientras nuestros padres hablaban de magia todo el día. Desde un temprana edad supe, por ejemplo, cómo se hacía para poder hacer aparecer una paloma, por lo que la magia perdió todo su interés para mí».
«Quizás lo que más odiaba era la interna entre los magos de esa época, los celos, la envidia y el robo de trucos me alejaban de la magia, prefería elegir otros hobbies como el drama o la fotografía».

«No fue hasta los 17 años cuando viendo un programa de televisión me enamoré de la magia».
«Me quedé pasmado por la presentación del campeón mundial de magia Richard Ross que hizo el famoso truco chino de los aros. La manera en que manejaba los tres aros metálicos era tan maravilla, sus movimientos tenían tanta gracia que parecía ballet».

Determinado a aprender la presentación de Ross, Tam secretamente tomó los aros del cajón mágico del padre y comenzó a practicar. «Por suerte ese programa fue repetido tres veces ese mes en la televisión, tomé notas, leí todo sobre la técnica en la biblioteca de mi padre. Cuando presenté este truco a mi padre, él no lo podía creer, rehusaba creer que pudiese haber aprendido eso con sus aros y sus libros».

Con el tiempo fue logrando más habilidad y destreza y comenzó trabajando en una tienda de juguetes para la sección de magia donde mostraba algunos trucos. Con el dinero que logró juntar, compró un equipo básico de magia y comenzó a actuar en las calles y al aire libre auspiciado por el consejo urbano de Hong Kong.

La suerte vino en 1979 cuando un agente de representaciones se le acercó y arregló una presentación en un hotel de Japón. Allí conoció a Murakami Shoyoh, el maestro de magia más conocido de Tokio. «Me enseñó muchísimo sobre el arte y fue una gran influencia para mí dentro y fuera del escenario.»
Luego de que el contrato en el hotel terminó, usó sus contactos para quedarse en Japón, aprender el idioma y seguir sus clases con Shoyoh.

Desde su conversión a mago de tiempo completo en 1982, Tam se ha convertido en el presidente de la Asociación de Magos de Hong Kong y ha asistido a numerosas convenciones en Norteamérica, Europa y Asia. Cuando no está en el país, Ma, el vicepresidente de la asociación se hace cargo.

Ma, que es un mago profesional desde hace ya 20 años, dice que el número de amateurs y magos part time se ha visto incrementado de manera sostenida desde su creación en 1990. Dice que muchos jóvenes quieren aprender uno o dos trucos para poder incrementar su autoestima y otros prefieren aprender magia como para romper el hielo en reuniones de negocio o para impresionar a las citas de los sábados por la noche. «El problema es que muchos de los magos nuevos han entrado en una lucha encarnizada con los magos profesionales debido a que cobran un cachet mucho mas bajo.» dice Ma. «Afortunadamente hay una gran demanda de magos de alto nivel para trabajar en presentaciones de grandes corporaciones lo que permite que los magos veteranos o los más experimentados podamos trabajar».

La Asociación de Magos De Hong Kong también organiza funciones para centros de rehabilitación, hospitales, y actuaciones gratuitas para personas de bajos recursos.

Fuente: , 30/09/06

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