Vitoria, Capital europea de la magia

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Una amiga de la casa Patxi Viribay, nos envía esta nota sobre la capital europea de la magia.

MAGIALDIA, por Alan Howard

¡Rápido, nombre la Capital Europea de la Magia! ¿Cree que podría ser Berlín, con sus afamados teatros de variedades? ¿Puede ser París, cuna de los legendarios nighclubs? ¿Quizá Lisboa, con varias series mágicas en TV y sede del Congreso Mundial del año 2000?

Cualquiera de esas ciudades, u otras, podría ser la capital de nuestra arte en el continente.
Pero, ¿habría alguien adivinado Vitoria, España?
Esta ciudad del País Vasco, de 230.000 habitantes, situada en el norte de España, ha presentado durante los últimos veinte años, y juntos a nombres sobradamente conocidos en el mundo de la prestidigitación y los ha hecho nombres familiares en Vitoria.
El evento es Magialdia -«Magia al día» en castellano o «Tiempo de magia» en euskera-.
Nacido como un pequeño evento regional, el festival ha crecido hasta abarcar aproximadamente setenta espectáculos programados en más de siete días, con más de cuarenta números invitados desde todo el mundo.

El Festival Internacional de Magia Magialdia es organizado por Patxi Viribay y José Angel Suarez Espinosa, junto a otros miembros de la Asociación de Ilusionistas de Álava, que se ocupan de responsabilidades específicas: Jon Oscoz, Ovidio Pérez Albéniz, JJ González Bielsa, Paco Cuesta y Eduardo Valverde.
«Nunca pretendimos un festival internacional», según Patxi Viribay, «las cosas, simplemente, nos fueron empujando». Ahora, durante una semana cada otoño, la ciudad parece como inundada de magos. La magia se esparce por todas partes de la ciudad.

Naturalmente, hay shows espectaculares que son presentados en teatros locales. Dos sesiones de la Gala Internacional de Magia de Escena tienen lugar sobre el escenario del más antiguo y mayor teatro de la ciudad, y en un teatro más pequeño se ofrece la Gala de Magia Infantil. En otro lugar es la Gala de Magia de Cerca, y una cena especial se celebra en un hotel, otra vez acompañada por un espectáculo de magia. Estos son los únicos actos que requieren la compra de tickets, además la recaudación de la Gala Infantil se destina a una donación social.

Pero esto es solo una porción de la gran «aglomeración» que es Magialdia. De hecho, la mayor parte de los actos del festival tienen lugar fuera de los teatros, con entrada gratuita, y frecuentemente en el exterior de edificios, llevando la magia directamente a la gente.
Un espectáculo de Grandes Ilusiones al Aire Libre es presentado en la Plaza Mayor, y la Magia Casual puede ser vista en la ciudad, tanto en las paradas del autobús, como en bares.
Esa no es la única fórmula gratuita para ver shows en paseos aleatorios; también hay magos que presentan tres veces sus números de veinte minutos en los cuatro escenarios portátiles de la Magia en la Calle.

El festival generalmente dura siete días. Este año, las fechas oficiales eran del 15 al 21 de septiembre, pero los organizadores añadieron tres días más para completar sus compromisos con los colegios regionales, debido a que la demanda de butacas, excedieron el aforo previsto.
Magos locales y visitantes, mostraron muchos espectáculos especiales en hospitales y escuelas por toda la ciudad. Se estima que 30.000 personas han vivido la experiencia de Magialdia 2008.

Uno de los más inusuales eventos este año fue una exhibición del artista alemán Johan Lorbeer, cuya presentación simplemente le dibujaba pegado contra la fachada de un edificio. Bien, puede que no fuera realmente tan simple, porque se mantenía suspendido unos tres metros por encima del suelo, descansando su mano en el muro, sin ningún otro soporte visible.
Esta fue su primera participación en un evento mágico. Normalmente interviene en festivales de arte, donde parte de su actuación consiste en mostrar al público cómo se sujeta. Y encontró divertido que los magos se espantaran por ello.

Y luego tenemos los escaparates, la atracción más popular de la semana. Este año, un total de quince tiendas, en varios lugares distintos a lo largo de toda la ciudad, vaciaron sus principales expositores para convertirlos en escenarios de magia en vivo. Estas muestras ofrecían manipulación, grandes ilusiones, y otras modalidades de magia, todas presentadas en vivo para una audiencia arracimada fuera, en la acera, que miraba a través de los cristales. Todos los números eran repetidos cuatro veces, y durante una hora y media, los espectadores tenían que correr de escaparate en escaparate, para ver tantos de ellos como pudiéran.
La idea de presentar magia en escaparates se produjo hace varios años, y fue inspirada en la necesidad de llevar números visuales a personas que quizá no fueran tan afortunadas como para poder acudir al teatro. Muchos de los espacios abiertos donde actuar, conllevan limitaciones en los tipos de números que pueden mostrar, tales como manipulación, que no pueden funcionar a nivel del suelo. Los magos que trabajan con palomas tampoco querrían correr el riesgo de que sus pájaros se escaparan volando. El espacio del escaparate proporciona un entorno más controlado pero aún permite que un gran número de gente disfrute de los números de un modo informal/accidental. Y la sensación de ver una escena mágica representada en una especie de cajita de música dota a la experiencia de un encanto añadido.
Patxi Viribay recalca, «Hicimos una primera prueba con tres escaparates hace dos años y encontramos algunos problemas técnicos -espacio, luces, sonido, áreas de detrás de la escena, cómo mantener al público donde necesitas que estén…- Realizamos un nuevo intento el año pasado y encontramos que habíamos resuelto muchos de aquellos problemas confeccionando un plan específico para cada tienda. Dedicamos mucho tiempo a eso, y ahora, escogemos el escaparate óptimo para el mago más adecuado, meses antes del festival» Este año, Magia en los Escaparates presentó a Sylvester The Jester, Otto Wessely, Tina Lenert y Marc Oberon, además de varios números españoles.
Como dice Viribay, «La experiencia fue maravillosa. Miles de personas corrieron por las calles, buscando las tiendas que querían ver». Desde el punto de vista de los actuantes, Tina Lenert apuntó que al principio resultó desconcertante, porque «En el teatro, no podemos ver al público, pero le oímos. Esta vez, podíamos verles ahí de pie, pero no podíamos oir las reacciones»

Y por si la magia en directo no fuera suficiente, una pantalla gigante en el centro de la plaza principal, emite videos de magia durante doce horas al día, los siete días de la semana que dura el festival. Los espectadores pueden divertirse con un ámplio espectro de la magia a través de los tiempos, desde las películas clásicas de Georges Méliès hasta los videos de varios shows que habían tenido lugar durante Magialdia. Imágenes tomadas expresamente para este propósito que incluyen secuencias de David Williamson haciendo magia mientras paseaba por la ciudad, y a Ed Alonzo ayudando a un cocinero a hacer una receta especial, «el pintxo Magialdia».

¿Todavía no es esto suficiente magia para usted? Puede que no, para muchos de los residentes en Vitoria. Patxi describe el gran entusiasmo por la magia, cuando dice que los habitantes de la ciudad son extremadamente colaboradores. «Todos los escenarios se llenan de gente, y los espectadores siempre se ponen del lado del mago, como si fueran ayudantes del festival. Y solicitan a los magos visitantes, cuando se los encuentran en la calle, o mientras están comprando el periódico o tomando un café: ¿podrías hacer un juego de magia a mi nieta?

A lo largo de los veinte años de vida del festival, Magialdia ha sido patrocinado por una serie de organismos públicos y privados. Un medio de comunicación, un grupo gastronómico, la asociación local de comerciantes, y una entidad de ahorro público, se han asociado con los gobiernos tanto de la ciudad como de la región, así como con Fournier, el fabricante de naipes español que acaba de celebrar su 140 aniversario. Uno de los eventos patrocinados por Fournier es una actividad para niños conocida como Inventa una Carta: como parte de una gran fiesta en el centro de la ciudad, se entrega a los niños naipes con la cara blanca, para que ellos creen sus propios números y figuras, y quizás incluso inventen alguna pequeña magia en sí mismos.

¿Quién ha tomado parte en Magialdia durante las últimas dos décadas? Incluso en una lista parcial se pueden leer los quién es quién de la moderna magia internacional: Jorge Blass, Jason Byrne, Juliana Chen, Luis de Matos, James Dimmare, Henry Evans, Norbert Ferré, Roberto Giobbi, Lennart Green, Christopher Hart, Kevin James, Junge Junge, Marko Karvo, Mac King, René Lavand, Eun Gyeol Lee, Johnny Lonn, Armando Lucero, Vito Lupo, Peter Marvey, Kenji Minemura, Jerome Murat, Omar Pasha, Pilou, Rafael, Francis Tabary, Juan Tamariz, Topas and Roxanne, Vic & Fabrini, Victor Voitko, y mucho otros.

Aunque por supuesto que los magos son muy bien recibidos a su llegada, si lo hacen para disfrutar de toda la semana, en la ciudad mágica del esparcimiento, los últimos tres días de Magialdia contiene actos que se parecen más a la tracional convención de magia.
La inscripción para esta parte del festival incluye las galas tanto de escena como de cerca, además del acceso a la feria y a las conferencias solo para magos. Este año, los conferenciantes fueron Johnny Thompson, Gaetan Bloom, David Williamson, Bernard Bilis y Justo Thaus.

«No quisiera ser inmodesto», dice Patxi Viribay, «pero yo creo que Magialdia ha sido siempre el festival más interesante de Europa. Además de ser el más antiguo festival de España, creo que es también el más ambicioso, y el que presenta los programas más osados. No solo tiene las ideas más audaces, sino también la potencia necesaria para llevarlas a cabo»

Viribay, que es él mismo un mago aficionado, se apresura a añadir que lo más importante -y algo verdaderamente dificil de imaginar- es la gente. «Los residentes de Vitoria son grandes conocedores de magia, porque han ido aprendiendo a lo largo casi veinte años. Ellos saben cómo ver y como disfrutar de la magia. Te dejan hacerles felices; te ayudan a crear ilusiones y, lo más importante, emociones. Toda nuestra ciudad cree en la magia, y los magos nunca han visto nada como esto.

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