Magia y neurociencia

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Los magos son, ante todo, los artistas de la atención y de la conciencia. Manipulan el enfoque y la intensidad de la conciencia del espectador a través de las ilusiones visuales y cognitivas que enmascaran la percepción de la realidad física.

Por lo tanto, los magos experimentados hacen que sea prácticamente imposible la percepción de los procesos que están ocurriendo realmente – dando la impresión de que la única explicación de los acontecimientos es la magia.

Y fue precisamente este juego de manipulación de la atención y de la cognición, o , que dirigió el foco de los estudios de neurocientíficos al mundo de la magia, demostrando cómo esta ilusión trabaja en el cerebro con el fin de descubrir qué tipo de mecanismos neuronales y cerebrales permiten que un truco funcione.

Al utilizar las herramientas de la magia, los neurocientíficos esperan aprender cómo diseñar experimentos más vigoroso y crear ilusiones visuales y cognitivas más eficaces para explorar las bases neuronales de la atención y la conciencia.

Estas técnicas no sólo hacen posible estudios experimentales con los sujetos listos y muy atentos, sino también llevarían a los métodos de diagnóstico y tratamiento de los pacientes que sufren de déficit de atención como resultado de un trauma cerebral, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, mal de , entre otros.

Tomando algunos de los términos de la psicología cognitiva, clasificase el misdirection como «patente» y «encubierto». La distracción es patente si el mago dirige la mirada del espectador hacia lejos del secreto del truco – tal vez sólo pidiéndole que mire hacia un objeto en particular.

Pero la farsa encubierta es una técnica más sutil; aquí, el mago también aleja el foco de la atención del espectador del secreto del truco, pero no necesariamente redireccionando la mirada. Bajo la influencia del misdirection encubierto, los espectadores pueden ver directamente en el método detrás del truco sin ninguna conciencia de ello.

La neurociencia cognitiva ha reconocido al menos dos tipos de distracción encubierta, llamados de «ceguera para el cambio» y «ceguera por la distracción». En el primero, las personas no se dan cuenta de que algo de la escena es diferente a como era antes.

El cambio puede ser esperado o no, sutil o no, pero la característica principal es que los observadores no perciben lo que pasó al observar la escena en cualquier momento en el tiempo es necesario hacer una comparación entre la primera y la última escena para identificar el cambio.

Y en el segundo, la gente simplemente no percibe un objeto inesperado que tiene visible delante de sus ojos, como un hombre disfrazado de gorila bailando en un partido de baloncesto.

Para ilustrar, vea la del programa Redes con la neurocientífica Susana Martínez-Conde y el mago Miguel Ángel Gea.

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