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¡Cacao pal mono! – 7
En mi anterior “Cacao”¦» resumía y sintetizaba un poco a la brava las claves del éxito en magia con respecto a una audiencia de público: carisma y capacidad de comunicar.
Parece ingenuo, en ninguna de estas áreas interviene el arte mágico per se. ¡Ahí está la madre del cordero!. Entenderemos de una vez que el éxito es una cosa muy frágil y en parte inmerecida, porque tiene mucho que ver con el azar, y con un oficio que depende del interés o benevolencia del público. De ahí el peligro del éxito abrumador.
Llega a borrar la obra que lo provocó. Ya no se ve al artista, sino el resplandor del triunfo, y él tampoco ve ya el mundo real, al igual que ocurre con los focos del escenario.
Los elogios despiertan la sed de nuevos y mayores elogios, cuantos más trofeos, más se quieren todavía. Que cansancio.
Hay formas terminales de éxito mucho menos confortables que la mediocridad o incluso el fracaso. Entre otras cosas porque no siempre puede saberse donde estaba de verdad el éxito y quien ha fracasado.
Afirmó Borges que la humanidad entera se dividía en Platónicos y aristotélicos y que todas las disputas dialécticas que en la historia han enfrentado a los hombres reproducen el enfrentamiento entre Platón y Aristóteles.
La filosofía, que tanto se maneja en nuestro arte, quizás nos de una respuesta analizando lo que serían “Magos Platónicos» y “Aristotélicos».
Lo intentaré en el próximo cacao”¦.
TONI LOOSER
AMIC-
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