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¡Cacao pal mono! – 4 “Alicia por el boulevard de los sueños rotos»

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Quiero hacer una reflexión sobre mi paso por un congreso nacional de magia (especialidad cartomagia).

Curiosamente, pese a ganarlo, nunca sentí un estado de felicidad ni emoción directamente proporcional en sentido diverso, a la frustración y sensación de fracaso vital de algunos que perdieron.

Como todos los premios, que parecen creados para afianzar personalidades, suelen romper el principio de Arquímedes, desalojan mucho más de lo que pesan. Esto sucede en todo tipo de ámbitos (cultural, artístico, político), su volumen social aumenta a medida que su propia densidad interior disminuye.

No tengo mucha simpatía por los premios, ya que su detonación es demasiado expansiva, ruidosa y triunfal y esto no se aviene con la estética de la soledad, que es el alimento del verdadero creador.

Por otra parte, los congresos parecen establecidos como la cima de un mago y da la sensación de que si alguien no lo obtiene es que se ha quedado por el camino sin fuelle para llegar a la meta.

Es bien sabido, que una persona sabia se recupera enseguida de un fracaso y que un idiota no se recupera nunca de un éxito.

Solo aspiro a ser digno de que me vean con lo que presenté, y mis amigos de verdad saben que soportaré la “gloria» con gran escepticismo y después de dar las gracias seguiré trabajando desde la soledad del corredor de fondo.

TONI LOOSER

AMIC –

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