Los secretos de Houdini

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Sus trucos que desafiaban la muerte lo convirtieron en el hombre internacional del misterio. Pero llevaba una vida de aún mayor intriga… ¿ era un agente secreto?

El secreto era una parte importante en la vida de Harry Houdini. De hecho debería haber sido su segundo nombre. Lo recordamos como el mejor escapista de todos los tiempos, un recio judío húngaro-americano que se liberó de todo, desde esposas, cadenas, chaquetas de fuerza y hasta ataúdes, racks de tortura y la famosa doncella de hierro. Pero el era básicamente un ilusionista; un mago.

Los secretos de Houdini, detalles desconocidos de su vida:

Mientras millones se pueden haber tragado el mito de que conseguía sus escapes usando sólo su fuerza bruta, su plasticidad extrema y su autoestima sobrehumana, de hecho había siempre un as bajo la manga, para decirlo de alguna forma: algo que él sabía y su audiencia no. Su equipamiento podía ser customizado, cambiado e interferido.

Houdini combinaba varias artes de manera muy ingeniosa. Para lograr el escape de la botella de leche llena de agua pudo, por ejemplo, remover la tapa que parecía estar sellada y dar una falsa ilusión de indestructibilidad. Incluso cuando se le arrojaba al río Mississippi podría haber usado esposas trucadas o falsos nudos en las sogas.

Demasiados secretos para una sola vida, se podría pensar. Pero ahora hay cada vez más clavos demasiado oxidados en la caja donde guardaba sus secretos y su reputación de 80 años. Dos autores americanos han anunciado que Houdini era más que el mejor showman del mundo. En la biografía que saldrá a la luz pronto, (La vida secreta de Harry Houdini), William Kalush y Larry Sloman dicen que fue un agente secreto, un espía.

Ellos declaran que tenía información secreta en Alemania durante sus actuaciones antes de la Primera Guerra Mundial. Dicen que Houdini pudo haber ayudado a la supervivencia del anarquismo en Rusia y que sin estos servicios prestados al espionaje internacional, Harry Houdini podría no haberse convertido nunca en la estrella cuyos extraordinarios talentos son aún legandarios.

Para 1984, cuando cumplió 20 años de edad, el mago Ehrich Weiss ya tenía una esposa, un nuevo acto y un nuevo nombre: Harry Houdini. El y su amada Bess se unieron a un circo ambulante y actuaban bajo el nombre «The Houdinis», atrayendo poco la atención con sus actos de magia. Houdini todavía necesitaba un golpe de suerte, y fue un bar cervecero de Minnesota en 1899 el que sirvió de germen, como el «Cavern Club» de Liverpool en 1961 para los Beatles.

Luego de que Houdini hiciera un breve acto de escapismo de unas esposas, el empresario Martin Beck le ofreció un show de vaudeville y $60. Fue el comienzo de un exitoso contrato que los llevó a los teatros mas importantes de Chicago hasta Los Angeles.

De acuerdo a sus biógrafos, William Kalush y Larry Sloman, pasar a ser un showman de renombre a comienzos del siglo 20 no fue solamente fruto de su trabajo duro y un Karma para el espectáculo. Ellos sostienen que Houdini tenía un pacto secreto con la élite de detectives americanos en Chicago, donde él negociaba su conocimiento sobre el escapismo por ser proyectado a la fama.

Si esto es verdad, le daría una posible solución a uno de los cuantos mini misterios alrededor de la carrera de Harry Houdini. Frecuentaba estaciones policiales para mostrar escapes dramáticos de esposas, camisas de fuerza y de prisiones, todo en nombre de la publicidad gratis. «Desafío a todos los departamentos de policía del mundo a que me puedan encerrar» se mofaba.

Este comportamiento, en el mejor de los casos, podría decirse que era una pérdida de tiempo para la policía. En el peor de los casos, al lograr escapar de los métodos usados para contener a los delincuentes y asesinos más peligrosos, estaba mostrando la ineficacia de la policía en sí. Pero esto no podría haberse hecho sin el consentimiento de la policía. Si David Blaine quisiera hacer ahora lo que hacía Houdini con la policía ¿lo dejarían?

Pero los biógrafos de Houdini van mas allá. Dicen que Houdini era probablemente empleado de los servicios de inteligencia en ambos lados del Atlántico. Cuando Houdini viajó a Inglaterra en el 1900, en la madurez de su vida, conoció al superintendente del Scotland Yard, William Melville. Poco después Melville se convirtió en la cabeza del departamento de inteligencia de Inglaterra y contrató a Houdini como espía.

Fue el mismo año que Houdini llegó a Alemania, donde cautivó la audiencia en Dresden y Berlín. Estos eran tiempos en que la tensión diplomática crecía. Inglaterra y Estados Unidos veían a Alemania como una amenaza al orden mundial. Se temía que Alemania planeara invadir aguas americanas y someter colonias en América Latina. Y no sólo estaba el dirigente alemán, Kaiser Guillermo II pujando para incrementar el poder naval alemán, compitiendo con la supremacía marítima inglesa, sino que él también apoyó a los Boers peleando contra los ingleses en Sudáfrica.

Un espía conocido que era totalmente funcional en Europa en esta época, y cabe aclarar que hablamos antes de la CIA, el MI5 y el MI6, era Sidney Reilly, en quien se fijó Ian Fleming para crear a James Bond. Reilly se infiltró en los Países Bajos para revelar la verdad acerca de la ayuda danesa a los boers. Incluso tenía la misma edad que Houdini, 24 de marzo de 1874.

De acuerdo a Kalush y Sloman, Houdini rescató información sobre armas en Alemania. Durante su ciclo de tres shows en Essen, en el distrito industrial del Ruhr, fué retado por la compañía Krupp para escapar de sus esposas. Krupp no sólo producía esposas sino que también era fabricante de armas, por lo que Houdini tuvo oportunidad de recoger información en una de sus visitas a la fábrica.

Un diario alemán declaró que había criminales que se encontraban con el escapista para aprender sus trucos. Y fue en Alemania donde Houdini se vio involucrado con el sistema legal. Se volvió hipersensible a críticas, y cuando un periódico, el «Rheinische Zeitung» publicó que Houdini era un fraude y que, entre otras cosas, intentó sobornar a un policía para darle una llave para poder escapar, Houdini llegó a su extremo. Demandó al periódico y, en medio de la vorágine de eventos, terminó presentando su truco en la corte alemana para limpiar su nombre, cosa que hizo sin problemas.

Aclamado por el público, seguido por los criminales y conocido por la policía, Houdini había llegado a tener un perfil muy público en Alemania en este punto. Si las autoridades alemanas sospechaban de alguna manera de Houdini, no podían actuar. De hecho, la nueva biografía nota que las autoridades era inusualmente cooperativas con él.

Tuvo que volver para hacer más shows antes de la Primera Guerra Mundial y era tan popular allí que comenzó a rumorearse que Houdini era un espía alemán. Houdini luego escribió sobre su relación con un intercambio internacional de información policial: le dio a la policía alemana detalles de algunos de los criminales más importantes, publicados en un libro de un inspector en jefe de la policía de Boston que era un miembro de la IACP (Asociación Internacional de Jefes de Policía), la red internacional fundada en 1893 para la cooperación entre las fuerzas policiales del mundo.

A cambio de esta información, Alemania le entregó material similar sobre sus propios archivos.

La próxima gran aventura internacional fue en Rusia. Al arribar en Moscú en 1903, se presentó a la policía y los persuadió para que lo dejen escapar de una «carette», una especie de «jaula sobre ruedas» en las cuales los prisioneros eran transportados a Siberia. Pero la policía rusa lo trató de una manera muy recia, incluso fue víctima de una profunda revisión anal antes de poder hacer el truco.

El escritor JC Cannell, en su libro de 1926 «Los secretos de Houdini» declaró que Houdini de alguna manera destrozó el piso de metal para poder escapar de la «carette».

Russia y Harry no parecían llevarse para nada bien. Encontró deprimente la dura presencia policial, quejándose de «espías detectives» y quedó shockeado por las leyes que prohibían la actuación de judíos en los teatros de Moscú. Al parecer había sido este antisemitismo europeo el que llevó a su padre, un rabino, a emigrar a los Estados Unidos.

De todas maneras, Kalush y Sloman tienen otra sorpresa para nosotros. Declaran que el escape de la «carette» rusa fue el pasaporte que llevó al escapista a conocer a la familia real, y esta cadena de acontecimientos lo llevó a ser el consejero del zar Nicolás II. Un rol similar que luego tomaría Grigori Rasputín.

También se declara que Houdini estaba buscando actividad anarquista mientras estaba en Rusia y mandaba informaciones sobre la actividad. Los conspiradores anarquistas fueron la gran amenaza internacional del período. Sólo dos años antes, el anarquista Leon Czolgosz había asesinado al presidente norteamericano William McKinley.

Si Houdini fue realmente este hombre de misterio internacional, vagando por ahí y engrasando las ruedas de la historia justo a punto de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa, debe haber disfrutado ese papel.

En algunos aspectos él se comportó como un espía, revisando detalles personales de manera compulsiva. «Su indiferencia a las fechas y hechos relacionados con su vida era muy conocido», escribió Kenneth Silverman en su libro de 1996, «Houdini!!, La carrera de Ehrich Weiss», donde dice que «fotos de sí mismo datadas en 1901 fueron tomadas, en realidad, en 1908. En varios formularios de pasaportes

Houdini declaró diferentes alturas y que sus ojos eran marrones, azules, grises…. Su complexión podía ser oscura o clara, su año de nacimiento podía ser en 1873 ó 1874 (aunque en el censo de 1920 se decidió por 1876). Casi ningún dato descubierto en cartas o notas de periódicos pueden ser confiables».

Kalush y Sloman han puntualizado que varios artefactos creados por Houdini son sospechosamente relacionables con el mundo de el espionaje como la tinta invisible y los sobres resistentes al vapor.

En otros aspectos Houdini era demasiado sensible y emocional para encarar trabajos serios de espionaje. Adoraba a las dos mujeres más importantes de su vida: su mujer Bess y su madre Cecilia. En las cartas que mandaba Houdini a su mujer y en las notas escondidas en su casa de New York, se refería a ella como «Mi caramelito» y «Mi osita mielera». Y era una persona que necesitaba vanagloriarse. No podía hacer ningún show ni lograr un escape sin publicitarlo y exagerarlo.

Por lo que si realmente trabajó como un agente secreto, debe al menos haberse visto expuesto a una gran frustración por no poder mostrarse como un espía frente al mundo.

Pero quizá había otra manera de vanagloriarse y salirse con la suya: avanzada su carrera se convirtió en un personaje para una película de aventuras. El era» Haldane, del servicio secreto (1929), un autoproducido y autodirigido superhéroe que bajo el nombre de «Heath Haldane», derrotaba a sus enemigos usando su talento como conocedor de la escapología.

Los magos ¿podrían ser buenos espías? les pregunto a John Bravo y Dorothy Dietrich, dos magos dueños del museo de Houdini en Scranton Pennsylvania. «Bueno, ciertamente manejamos muchas técnicas que no son manejadas por la mayoría de las personas», dice Dietrich, escapista que hace varios escapes al estilo Houdini, por ejemplo, de una chaqueta de fuerza mientras pende de una cuerda prendida fuego a 20 metros del suelo.

Dietrich y Bravo dicen que esta noticia sobre Houdini es nueva para ellos. «Es una posibilidad», dice Bravo. «Sé que hizo unos experimentos con la ayuda de la fuerza naval para mejorar sus técnicas de sobrevivencia bajo el agua. Y sé que trabajó con los soldados antes de la guerra, enseñándoles a zafar de los grilletes alemanes.» «Sabes qué?, mientras mas estudias a Houdini mas te sorprendes».

Es cierto: muchas personas no saben, por ejemplo, que en 1910, a los treinta años, se convirtió en un pionero del aire, una de las primeras personas en volar en aeroplano en Australia. Compró un biplano Voisin con el que practicó en Alemania, donde realizó varios shows de escapismo, y luego se embarcó en una larga jornada aeronáutica.

Existen escritos que documentan que las acrobacias del mago daban la impresión de que era un piloto con coraje y lleno de recursos. Lo que no sugieren, al contrario de Kalush y Sloman, es que no era sólo un intento de aparecer en los libros de récords sino una campaña secreta para promover el uso de la aviación para la defensa. Harry estaba supuestamente en otra misión encubierta.

Houdini usualmente se lamentaba de que la escapología era un negocio poco redituable y que necesitaba hacer otras cosas para pagar sus cuentas y siempre nombraba su ambición de dejar un legado más profundo diciendo que «mi cerebro y dotes deberían beneficiar a la humanidad de una manera más profunda que sólo entretener a la audiencia! Si realmente realizó trabajos de espionaje, pudieron haber servido para cumplir ese deseo. Pero cuando promedió los cuarenta años y habíendo amasado una interesante fortuna, también se había embarcado en una nueva cruzada.

En el despertar de la devastadora Primera Guerra Mundial, la espiritualidad estaba en auge. Houdini tenía un conocimiento íntimo de los trucos que usaban los «médiums» para invocar espíritus de los muertos para que pudiesen hablar, escribir, arrojar objetos e incluso manifestarse. Con la muerte de su amada madre como posible motor, se decidió a exponer a estos farsantes que jugaban con la credulidad de la gente. Precenciaba sus actos, a veces disfrazado, y usaba sus vastos conocimientos para develar estos secretos.

También contrató una red de investigadores de confianza para ayudarle a encontrar médiums y utilizaba el lenguaje de la inteligencia encubierta cuando los llamaba «my propio departamento de servicios secretos». Uno de sus rivales más férreos era Sir Arthur Conan Doyle quien, a pesar de haber creado al súper racional Sherlock Holmes, era un creyente ferviente.

El compañero de Houdini y mago Joseph Dunninger recordó la reacción de los espiritualistas: «El resentimiento se sentía en todos lados al momento de atacar a estos individuos, quienes frecuentemente se paraban de sus asientos para denunciar a Houdini.» Los espiritualistas firmaban juicios a diario contra el. «No había manera que ganaran esos juicios,» decía Dorothy Dietrich, «porque cómo hacían para llevar a los fantasmas a confesar?, pero creían que podían sacarle el dinero para de algún modo detenerlo y mantenerlo ocupado».

Un «reverendo» espiritualista de Indianapolis declaró saber como Houdini hacía todos sus trucos, y que lo revelaría frente al público. Pero habían amenazas peores. «Recibo cartas de creyentes en el espiritualismo» le contó al periódico de Chicago ya cerca del final de su vida, «que profesan que encontraré una muerte violenta en poco tiempo como castigo a mi trabajo herético.»
«Recibía muchas amenazas en el final de su vida,» dice Dietrich. «De hecho, muchas de sus últimas cartas dicen cosas como ‘esto puede ser lo último que escuches de mí, las amenazas se hacen ccada vez mas intensas’.»

Houdini no murió ahogado colgando de sus pies en su famosa «Water Torture Cell», como dice la biografía de 1953 filmada en Hollywood por Tony Curtis. La aparente verdad es que desarrolló una apendicitis que decidió ignorar para seguir con su tour norteamericano, y el 22 de octubre de 1926, en un camerino de Montreal, un estudiante de la universidad de McGill le preguntó si podía hacerle una punción en el abdomen para probar su fuerza. Tres días después, Houdini cayó hospitalizado en agonía. Murió de peritonitis, su apéndice causó una infección interna severa en la noche de brujas. Tenía sólo 52 años de edad.

Kalush y Sloman apuntan a la cruzada de los espiritualistas y dicen que en realidad Houdini fué asesinado. «Tengo el presentimiento de que aquel estudiante era un creyente en el espiritualismo que quería castigar a Houdini, darle una lección, e incluso matarlo,» afirma Dietrich. «En 1926, Houdini fue a Washington y pidió que se crearan leyes en contra de los espiritualistas, y no ganó el caso, porque pensaron que los espiritualistas podían reclamar ser una religión. Ese fue el año en el que murió. Así que no tuvo tiempo de volver para probar que no era una religión realmente.»

Debido a que era ambas cosas, un escapologista y un enigma, los escritores siempre se pelean para develar algún nuevo secreto con cada biografía nueva que se escribe. En 1993, en el trabajo analítico «The Life and Many Deaths of Harry Houdini» (La vida y las muchas muertes de Harry Houdini), el escritor británico Ruth Brandon sugería que se sentía impotente al momento de explicar por qué Houdini no podía tener hijos (aunque Kalush y Sloman afirman que en realidad Bess era estéril).

Tres años después, Kennteh Silverman reveló que Houdini no había sido tan fiel como se deja ver en las notas hacia Bess: habría tenido una amorío con Charmain London, viuda de Jack London, el novelista y amigo personal que conoció en 1915; en sus diarios, Charmain hablaba de su «Hombre mágico» y «Amante mágico». Y ahora Kalush y Sloman al parecer han escrudiñado todos los archivos posibles en busca de producir la biografía más vasta y controversial nunca escrita sobre el personaje diciendo que era un espía que pudo haber sido asesinado por una secta.

Cuál es el futuro para la industria revisionista de Houdini? ¿Sería realmente tan poco realista predecir una novela obscenamente popular como «El Código Houdini», argumentando una conexión entre sus facultades y uno de los mas grandes misterios del mundo, desde el Lord Lucan al hada de los dientes?

Houdini prometió a su esposa que si moría antes que ella, trataría de conectarse con ella desde el «otro lado». La teoría era que si alguien podía zafarse de las ataduras de la muerte, él lo haría. Hasta donde sabemos, Bess nunca escuchó nada de Houdini. Pero eso no para a las biografías y teorías que se multiplican a cien años de su muerte. Aunque no haya encontrado una vida después de la muerte, nunca podremos escapar de Houdini aquí en este planeta.

Fuente: , 30 de julio de 2006

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