Los trucos con cubiletes han evolucionado en trucos perfectos
Por Robert Read.
Por siglos, los cubiletes han fascinado audiencias y magos en general. El truco ha sido realizado por casi todos los profesionales en el arte en casi todos los ambientes, desde esquinas hasta en teatros de Broadway.
Los cubiletes y bolas son por lo general reconocidos como la forma más antigua de engaño o ejemplo de magia. Aunque ésto pueda no ser estrictamente verdad, existen referencias históricas que remontan al truco varios miles de años atrás. De todas maneras, el efecto del cubilete y las bolas no está para nada fuera de moda, de hecho, recientes presentaciones del truco realizadas por Michael Ammar y Paul Daniels han ganado numerosos premios por sus tributos al más clásico efecto del arte de la magia. En el prefacio de «Complete Cups and Balls» (Michael Ammar, 1998) Tommy Wonder escribió «Semejante truco realmente representa la raíz de nuestro arte, y tiene una capacidad de variación infinita.» Parecerían haber muchas causas del éxito continuado de este efecto, una podría ser debido a la rutina y la habilidad del mago de desplegar su personalidad en la presentación.
El equipamiento esencial para el efecto consiste en tres cubiletes y cuatro objetos pequeños. El efecto en sí es una variación en serie donde los objetos aparecen y desaparecen debajo de los invertidos cubiletes. El clímax se logra al revelar que los objetos han cambiado su tamaño o ha mutado a una fruta o vegetal.
Una variedad de estilos de cubiletes han sido populares a través de los siglos y el estilo que se usa generalmente depende de la cultura donde el artista actúe. En Asía, por ejemplo, se usan tazas de candelero, en India, en cambio, se usan cálices, y por último, en Europa donde por siglos se usó una copa cónica como la usada como modelo de trofeos deportivos. A pesar de ésto, bowls y todo tipo de envase ha sido utilizado para lograr la misma ilusión, cosa que logra con la misma intensidad.
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