El gurú del mentalismo: Conoce al incomparable Richard Webster
Este artículo de Craig Browning fue traducido y es publicado con permiso del autor y
Mucho antes que proliferara en mentalismo, las cosas eran mucho más tranquilas y, como ya lo dicen otros, era muy difícil encontrar más de 200 mentalistas full time en el mundo. Para la mayoría, la comunidad mágica estaba todavía obsesionada por las contribuciones de Steinmeyer y Woodbury y, por supuesto, el estilo de actuación callejera todavía era visto como para cubrir los gastos de rentas que como una vocación real (como sí lo parece ser hoy en día).
Estamos hablando de los bellos días de los 70”™s y 80”™s y lo que sería conocido luego como el nacimiento del movimiento New Age, un período en el que la espiritualidad metafísica y la “conciencia» estaba en boga y desafiaba activamente los auspicios de la tradición religiosa. En la mente de algunos, era la repetición del espiritualismo y teosofía del siglo 19 vestidos en nuevas ropas, y para otros era pura oportunidad.
Los «visionarios» de esa época incluyeron varios nombres que nos suenan al menos semi-familiares, pero dos de ellos sobresalieron: Brian Flora y Richard Webster, contemporáneos que transformaron el mentalismo del siglo 20 al llevarlo de nuevo a sus bases y fusionar esa verdad con factores del presente (la necesidad de dinero del mentalista profesional y la demanda del mercado).
En lo personal no conozco otra fuente a finales del siglo 20 y principios del siglo 21 que haya sido tan prolífica como estos dos caballeros. Aparte de los escritos del más moderno Robert Nelson, el resto palidece al compararlo con Webster. No sólo nos ha dado más de dos docenas de sólidos títulos para usar cuando llegó el momento de “hacerlo» en el campo del entretenimiento psíquico, sino que es un reconocido autor en otros temas y una de las autoridades más reconocidas de la cultura New Age, cosa que le ha provocado felicidades y angustias. Algunos dentro de las comunidades de magos e incluso de mentalistas siendo bastante implacables cuando se conjugaron en una alianza, con muchas comparaciones del trabajo de Richard con la charlatanería.
Pero de nuevo, muchas de esas opiniones se expresan por ignorancia e incomprensión en cuanto a lo que la vieja escuela del mentalismo hacía o dejaba de hacer, así como por la agenda tendenciosa de ciertas órdenes cínicas que simplemente querían que el mundo no creyera en nada más que la ciencia y el ego humano.
Puede también haber otra razón para este “desdeño» hacia Richard y sus contribuciones: el hecho de que casi la mitad de los tomos que compuso durante años, muestran cómo construir una carrera como un experto, libre de todos los dolores de cabeza del show business convencional.
Algunos creerán que la única razón por la que alguien hace fiestas y conferencias hogareñas de mentalismo es poque no puede ganarse un trabajo «legítimo» en el sector comercial. Aunque reconoceré el hecho de que la mayoría de nosotros somos, por naturaleza, holgazanes al momento de procurar la gloria y adquisición carnales, también estoy enterado de que algunos de nosotros eligen mantener un perfil bajo porque es conveniente, encaja con nuestras circunstancias en la vida, es divertido para nosotros y más aún, podemos moldear nuestras agendas a nuestras necesidades y deseos. En gran medida es un estilo de vida bohemio en el cual puede mantenerse una actitud displicente. Individuos como Richard Webster, Brian Flora, Mark Strivings y Ron Martin reconocieron esta verdad hace mucho tiempo y al hacerlo, dejaron herramientas a la industria con las cuales podríamos vivir nuestros sueños (tener nuestra torta y también comérnosla, para decirlo de otra manera).
Aunque muchos libros de Richard tratan sobre la lectura (mental) solamente, no dejes que eso limite tu perspectiva. Los libros de Richard «How To Make Money Giving Free Talks», «Using Your Intuitve Edge For Fun And Profit», e incluso «King of the Small Towns» revelan alternativas que te permiten desarrollar las ventajas inherentes a este tipo de arte y la creación de la imagen pública de ser «expertos».
Hay individuos, muchos de los cueles seguramente has escuchado hablar, que han usado estas técnicas por décadas y les permite ganar sumas de 6 dígitos y hacerse una buena vida, libre de los dolores de cabeza de los viajes constantes, agentes, dueños de clubes, etc. Pero de la misma manera han aprendido a unir las leyes de la práctica mercantil (marketing) con las maneras más «bohemias» de pensar de Richard y Brian.
Richard ofrece muchas anécdotas en sus libros varios de magos frustrados que no pueden afrontar el costo de ir a convenciones y conferencias dado el limitado ingreso de dinero, y también revela cómo, casi sin esfuerzo, el artista psíquico es capaz de conseguir ese dinero extra casi con sólo sacarse el sombrero, revelando los secretos de la realidad del artista promedio tratando de sobrevivir.
Llámenme sospechoso, pero casi creo que muchos de los detractores de Richard simplemente no quieren que más personas sepan este secreto que está probado que reditúa económicamente. ¿Qué mejor manera de mantener un secreto que levantar sospechas contra eso?
Garantizado, todo el tema de la «moralidad» se convierte en un problema, especialmente para algunos de ustedes que han sido programados para estar predispuestos a ser presas de las personas que dan información para desviar la atención y darle a este arte una sombra atemorizante, formada desde la ignorancia, de aspectos del antiguo mentalismo, y se ven con la carga de la cruz de ser artistas psíquicos.
El robo y la corrupción pueden ser cultivados en cualquier sistema, todo depende del individuo y su código moral. Ser un lector no es uno de los trabajos más rastreros aunque algunos lo vean así.
Pude desvalorizar su posición simplemente mostrando que la mayoría de los que menosprecian el valor y el arte de un lector, como también la posición de este arte, lo hacen como una forma de misdirection. Es decir, no pueden, por una razón u otra (generalmente la culpa), no pueden ser lectores, y menos ganarse la vida con eso. También hay un hecho legítimo y es que algunas personas simplemente no pueden justificarlo dentro de su mismo sentido de la ética, eso está bien… ¡para ellos! No es así para todos, como tampoco todos los lectores son ladrones, mentirosos o artistas del engaño. O perdedores, como han llegado a sugerir.
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