Entendiéndose
Este artículo de Shane fue traducido y es publicado con permiso del autor y
En este artículo, Shane nos habla de la cantidad de estereotipos y rótulos que se utizan en nuestro mundo de la magia y cuánto nos perjudican y cómo nuestro arte debe ser amplio y tolerante con todos los que hacemos distintos tipos de magia e ilusionismo.
Cuando era un adolescente, quería salir corriendo de casa y casarme con Catherine Bach, la actriz de piernas largas que hacía de Daisy Duke en el show de la CBS, “Duques de Hazzard». Esperen, no se vayan a ningún lado! Esto tiene que ver, en verdad, con la magia. Confíen en mí.
Cuando les conté a mis amigos sobre eso, tenían todo tipo de cosas para decirme: “Tú estás chiflado!»; “Sigue soñando»; “Diablos, preferiría ir tras Cheryl Ladd!». Captan la idea ¿no? Para ellos, yo estaba insano, a la vez que era un soñador, y llanamente equivocado. Por supuesto, ellos eran mis amigos y estaban autorizados a dar sus opiniones, incluso si estas me contradecían y burlaban. Intentar bajarle los humos a un adolescente con sus hormonas embravecidas y prendado tontamente de alguien que se menea por ahí con jeans cortados y tops sensuales, sería algo que a los físicos cuánticos y los psicólogos new-age les encantaría examinar”¦ Pero me estaría desviando.
Entonces, aquí estoy yo ahora, a una mediana edad, y observando los términos desmerecedores hacia y entre nosotros muy a menudo. Y, como pasaba con mis amigos, la clasificación es burlona e insultante.
“Oh, tú eres uno de esos aburridos mentalistas», dice el mago.
“Y qué? Tú eres sólo otro cliché de mago que no puede actuar para salvarse la vida!», dice el mentalista.
“Sí, pero ¡tú crees realmente que las tonterías que haces pueden ser reales! Qué estupidez!, dice el mago.
“Y tú no puedes aceptar que haya algo más aparte de probar cada pase de manos que Tommy Wonder alguna vez mencionó!, dice el mentalista.
«C’Thulhu podrá hacer un festín con tu alma a través de la eternidad, y Yog-Soggoth podrá recordar tu nombre cuando mueras!, dice el bizarrista.
«Vete a la porra!», dicen todos.
Y así sigue.
Nunca dejó de asombrarme la desaveniencia que causamos entre nosotros mismos. En la raíz de las mismas no hay nada más que estereotipos insignificantes. Y esto es suficiente para probarlo; todo lo que hice fue navegar la red por treinta minutos, chequear salas de chat y foros de una variedad de lugares. Aquí hay algunos tesoros intelectuales que descubrí:
– Los mentalistas son, usualmente, de tipo ecologistas radicales y new-age. Realizan actos largos y aburridos, donde un solo efecto puede durar media hora y no tener ninguna sorpresa o valor de entretenimiento para la audiencia. Incluso aunque sepan lo que hacen es una pura imitación del último libro de mentalismo. Ellos creen, todavía, que todo eso de la psíquica es real y son demasiado rabiosos como para ver cualquier evidencia científica en contrario. Y los mentalistas piensan que son superiores a cualquier otra persona.
– Los magos son pomposos, se creen superiores moralmente y sólo pueden entretener siendo sabelotodos y tratando de conseguir risas fáciles o intentando ser estoicos y misteriosos pero deviniendo psicóticos. Sus talentos de actuación demuestran un rango emocional que va de A a B. Son tan cínicos y autoconcentrados que ni siquiera pueden imaginar que alguna vez pueda ocurrir algún evento parapsicológico. Y los magos piensan que son superiores a cualquier otra persona.
– Y los bizarristas no pueden hacer buena magia y cubren su estupidez con historias largas y aburridas. Y los bizarristas piensan que son superiores a cualquier otra persona.
– Y los magos-payasos no pueden hacer magia seria y por lo tanto se limitan a hacer globología para fiestas de cumpleaños infantiles. Y los magos-payasos piensan que son superiores a cualquier otra persona.
– Y los magos-gospel no pueden cortar un mazo de cartas sin recitar pasajes de la biblia. Y los magos-gospel piensan que son superiores a cualquier otra persona.
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