Emoti Con
Este artículo de Tyler Wilson fue traducido y es publicado con permiso del autor y
Si tuviese un centavo por cada lata de gaseosa que he reciclado… tendría la misma cantidad de dinero que tengo ahora.
Ups, arruiné el artículo escribiendo algo estúpido en la apertura. ¿Tendría que sentirme avergonzado? ¿irritado? ¿deleitado? ¿ansioso? ¿hambriento? La verdad es que hay muchos pensamientos y emociones que juegan un rol en mi configuración mental actual. Ninguna de estas incluye ir por unas alitas de pollo.
Arruinar un acto de magia no es diferente; el recurso de producir una carta errónea y cambiarla por la selección adecuada es un clásico, aunque tendemos a limitarnos a una sola emoción cuando hacemos esta rutina que requiere la apariencia de una falla: la vergüenza. Sin duda es una gran emoción, una que encaja como una media en la situación, pero puede ser muy limitante por un número de razones.
Primero que todo, ¿cuántas veces tu cara se sonroja verdaderamente? A menos que seas un payaso, probablemente no pasa de manera regular. Debido a esto, avergonzarse no es una emoción fácil de imitar, no tenemos demasiada experiencia de vida para hacerlo. Como resultado directo, desafortunadamente todo termina siendo una emoción falsa que se repite en una suerte de «cortar y pegar». Esto no sólo es una experiencia mala a nivel teatral para la audiencia, sino que también tiene el potencial de encasillarnos y exponernos como que en realidad no estamos nunca frente a un reto real, y eso es un despropósito ¿no? No me meteré en detalles sobre las mejores técnicas para aparentar estar avergonzado ya que no es la finalidad de este artículo, pero siéntanse libres de leer «The Book-or don’t forget to point» del grupo de magos The Flicking Fingers para encontrar un gran tratado sobre este tema llamado “How to act wrong» (Cómo actuar un error) de Gastón. Mientras estén en eso, no olviden leer el brillante ensayo de Tommy Wonder llamado «Failureffects» (Efectos de falla) en «Los libros de Wonder» volumen 1.
Segundo, más temprano mencioné que la vergüenza encaja en la situación de fracaso como si fueran hechos el uno para el otro. Bueno, ¡adivinen qué! Eran, pero todo lo contrario. Lo más probable es que la mayoría de los escenarios de magos en problemas comenzaron con la presunción (sin importar si fue o no una decisión conciente) de que la emoción durante una fallo debe ser avergonzarse, y la rutina se construyó acorde a eso. No es erróneo pensar que estas rutinas tienden a parecerse entre sí. Imagina lo que se podría hacer si este tipo de presunciones se dejan de lado.
Les puedo escuchar decir «Bueno Tyler, ya tenemos el punto, avergonzarse es una emoción común para los magos en las rutinas donde se hace pensar que algo salió mal. Avanza» (lo cual es muy duro de parte vuestra y espero una disculpa por ello). La primera y más obvia manera de romper con la rutina es dar un giro de 180 grados y actuar frente a la falla con una confianza absoluta. Demonios, desde el principio nos han dicho que hay que perseverar y fingir que no pasa nada cuando algo falla de verdad en un show; entonces, ¿por qué no usar esta técnica en una situación de falla planeada también? Claro que esto es un poco más difícil de orquestar ya que debe parecer que estamos en problemas aunque no esté planteado explícitamente, no podemos correr el riesgo de que sólo algunos miembros de la audiencia se den cuenta y el resto no.
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