Todo Dorsos – Kiko
A lo largo de los años son pocos los magos-buscadores, magos-aventureros, que he tenido la suerte de conocer. Kiko es uno de ellos. Son viajeros interiores, descubridores de su propia introspección. Como dice Cortázar, por unos instantes se abrió la puerta del zaguán y vieron al Unicornio pastando”¦ Desde ese día no pueden negarse a su propia visión, ni tampoco (y esa es nuestra gran suerte) nos la pueden negar a nosotros”¦
Las rutinas clásicas de “Todo Dorsos» siempre me han parecido dramáticamente aburridas, excepto la de Vernon, que por breve y no pretenciosa se digiere satisfactoriamente aunque quizás sin excesiva emoción. Pepe Carrol propuso en sus “52 amantes» una curiosa presentación, alejada de su estilo, aunque al menos distinta. Los demás acercamientos nunca me han convencido del todo, por diversas razones:
a) La mayoría de las versiones parten mostrando la baraja con dorsos por los dos lados, y toda la rutina transcurre en esa situación hasta el momento final, donde se revelan las caras. En mi opinión este planteamiento supone demasiado tiempo sin que ocurra nada mágico.
b) Recrearse reiteradamente en la condición de cartas de doble dorso acaba siendo tedioso y monótono a menos que se justifique emocionalmente.
c) Los métodos habituales, a mi entender, no soportan tanto tiempo de técnicas y enseñadas. De hecho, es ese exceso lo que acaba produciendo la sospecha de que se oculta algo o no se enseña del todo, y lo que impide la sorpresa del final o perjudica su imposibilidad.
EL TEJIDO EMOCIONAL
La versión que se propone a continuación está concebida bajo un criterio “emocional». Tanto la ficción mágica que se plantea, el guión metafórico, como su secuencia técnica y estética están supeditadas al guión emocional, aunque procurando un equilibrio entre sí. Dicha intención u objetivo “emocional» dirige cada pequeña acción del juego, justificando parte de la secuencia técnica y modelando al mismo tiempo la secuencia dramática.
En relación a las versiones clásicas se cubren los aspectos críticos antes mencionados:
a) La baraja empieza siendo normal. Desde el principio hay magia al volverse de doble dorso.
b) La reiteración de enseñadas (necesarias para probar el efecto) es gradual y se justifica emocionalmente en cada caso.
c) El método no se explica en este artículo, pero permite dar a examinar la carta elegida (de doble dorso) al espectador, y como el juego se centra en ella el resto se asume por extensión.
El guión metafórico se inspira en la película “Cube», cuyo conflicto es la fuga de una especie de laberinto, para cuya solución se requiere el espacio y el tiempo exactos. Por otra parte asociar la carta de doble dorso a la sugerente imagen de “cruzar una puerta y salir por donde hemos entrado» fue algo de lo que me quedé prendado desde que se la escuché a Gabi (Gabriel Pareras), y que viene como anillo al dedo para el “Todo Dorsos».
TODO DORSOS “CUBE»
Efecto externo:
Una carta elegida aparece con dorsos por ambos lados. A la baraja entera le sucede lo mismo (no hay caras). Al final la carta recupera su cara, y el resto de la baraja también, pero solo por un momento.
Guión y descripción de la secuencia aparente:
(Se enseñan todas las caras de la baraja y un espectador elige una y la recuerda)
Detonante emocional:
Cuando algo ocurre en un espacio muy pequeño puede producir claustrofobia. (se cuadra la baraja) Esa sensación de estar encerrado (la carta se mete por el mismo punto donde se sacó, de forma que sobresalga la mitad, y se gira en diagonal utilizando el dedo extendido del espectador) en un lugar sin salida (se cuadra la carta), casi sin aire, como atrapado”¦ y caes… (se sueltan cartas sin decir nada en gesto descendente y con cierta lentitud, y se hace un sonido de eco metalizado “Khajjj»)
Introducción a la ficción:
¿Puedes aguantar un momento la respiración? (pausa ritual, mirada fija al espectador) Imagina que durante el sueño vuelves a elegir la carta (el espectador señala una carta de dorso al azar) y que al hacerlo lo único que ves es una puerta delante de ti (se pone la carta de dorso sobre el tapete). No sabes a dónde lleva y al acercarte observas que el número de puertas en realidad es casi infinito (se extienden sobre la mesa los dorsos del resto de la baraja formando el signo de interrogación, cuyo punto es la carta que ya estaba) pero para salir de ahí solo puedes elegir una”¦ (Khajjj).
Primer conflicto ficcional (microefecto):
Aunque parezca un laberinto no puedes quedarte ahí, tienes que elegir una puerta. La conoces, la recuerdas, utiliza la intuición, ¿cuál eliges? (el espectador señala una). Tal vez sea esta la salida, tal vez acabe aquí el juego”¦ pero ¿y si al cruzar esa puerta (se voltea dramáticamente la carta elegida y por el otro lado se ve el mismo dorso) volvieras al mismo sitio? ¿Y si siempre que pasaras por ella salieras al mismo lugar”¦? (se voltea repetidamente viéndose el doble dorso) ¿entonces qué?
Segundo conflicto ficcional (macroefecto):
(Khajjj) Aunque parezca un sueño no lo es (el espectador examina la carta de doble dorso) pero sí se relaciona con el lenguaje onírico, donde lo más difícil es descifrar lo que parece evidente, porque todo lo que ves y tocas es indudablemente real. Antes o después es inevitable reparar en las demás puertas, y será entonces cuando te des cuenta de que quizá no haya ninguna salida”¦ (la baraja se extiende en abanico por ambos lados revelando que todas las cartas son de doble dorso)
Primer intento de solución:
(Khajjj) (explícita reflexión tras el sonido) (”¦) ¿Puedes imaginarte las puertas moviéndose de sitio secretamente, generando nuevos caminos en el laberinto? A lo mejor piensas que la salida depende de la posición de las puertas. ¿Qué harías en ese caso? Si esperas a que las puertas muevan sus posiciones (se mezclan las cartas) hay que considerar las infinitas combinaciones que pueden generar. Y esto tampoco nos lleva a ningún lugar (Khajjj) (la baraja sigue mostrando dorsos por ambos lados).
Primera intuición mágica:
Lo que está claro es que todo laberinto se dirige hacia una salida, y en este caso si hubo una puerta de entrada, una carta, y tu memoria la recuerda, por fuerza tendrá que existir una salida, ¿no crees? (Khajjj) ¡El tiempo es lo que no se ha tenido en cuenta! ¡No se trata de salir, sino de regresar! Salir de esta situación manipulando únicamente el espacio, las cartas, es casi imposible, hay que manejar el tiempo”¦ ¿Qué pasaría si volvieses al punto de partida? (poner la carta elegida en el medio de la baraja, sobresaliendo en diagonal como estaba justo antes de perderla, y colocarla recta utilizando el dedo del espectador, invirtiendo las acciones del principio del juego)
Segundo intento de solución:
Quizá ésa sea la clave para invertir el proceso, y”¦(la carta sobresaliente se saca y voltea pero sigue mostrando dorsos por los lados) nada.
Segunda intuición mágica:
(Khajjj) ¡Es un ciclo! El lugar es correcto, pero no el tiempo. Se necesita el momento exacto, el mismo instante en el que empezó todo. Sólo hay que esperar… (la carta elegida se vuelve a poner el la posición de partida, sobresaliendo en el centro de la baraja) Cada vez queda menos tiempo, la magia es fugaz”¦
Desenlace:
(Khajjj) ¡Y la puerta se abre! (se saca y voltea la carta elegida viéndose por primera vez su cara) Y si realmente estás fuera, en ese momento las puertas desaparecen, (aparecen todas las caras del resto de la baraja) y la sensación se esfuma.
Posible golpe final inquietante:
Pero los sueños nunca acaban, para ellos sigues dentro de aquel mundo”¦ (Khajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj) (todas las cartas vuelven a transformarse inesperadamente en cartas de doble dorso) Lo único que podemos es elegir donde ponerlos (el mago guarda la baraja y chasquea los dedos) ¡Despierta!
* Notas aclaratorias:
El «Khajjj» es una trascripción más o menos fonética para un sonido que debe sonar como un eco metalizado. Este sonido actúa como “McGuffin de repetición», inspirado en la película «Cube» al igual que el resto de la rutina.
El golpe final es apropiado en caso de final de sesión, pero no tanto si se va a continuar haciendo juegos con la baraja, ya que supuestamente queda sin caras.
Se omite el método y la descripción técnica ya que no existe uno definitivo. La mayor aproximación se basa en la utilización de una sola carta de doble dorso y una baraja normal.
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