Aproximación “esencialista” al estudio de un objeto – Parte 5

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IV. “DADIFICAR» OBJETOS

En la literatura mágica he encontrado ciertos ejemplos muy interesantes que revelan posibilidades de “transmutación» de los elementos esenciales entre objetos, de tal modo que se logra la “magia-con-dados-sin-dados». Su valor radica en el componente poético de metáfora, más que en la efectividad mágica de los ejemplos mostrados. Me explico:

En el juego “No Dice» de la clásica Encyclopedia of Card Tricks , se utilizan dos series de naipes, del 1 al 6, y con ellas se juega a los dados con el espectador. El mago siempre gana, al estilo del Mexican Poker. No es un gran efecto, pero revela que seis cartas ”“del 1 al 6- funcionan de forma similar a un dado, si se elige una al azar. Así, se “dadifican» las cartas.

Otra muestra del mismo fenómeno se encuentra en “The Cube» (Harry Eng/Paul Harris) . Se trata de un “dado-cubo-puzzle» hecho con seis cartas, con los extremos doblados para que encajen. Con el cubo se hace un juego cartomágico . Otra forma de “dadificar» cartas, a través de su disposición (parecido a un castillo de naipes).

El más interesante de los ejemplos, en mi opinión, es “Do you Gamble?» (Dr. Raymond L. Beebe) . Se trata de una presentación para la “carta cambiante» (la que es “un As, por la otra cara un Tres, por la otra un Cuatro y por la otra un Seis»). El mago habla de un tahúr que trucaba los dados limándolos. Los limaba tanto que se volvían muy raros, planos. Saca la carta cambiante, como si fuera un “dado plano» (un dado de cuatro caras, en dos dimensiones) y hace el juego con el “objeto imposible». Fantástico. Se trata de una solución mágica a la premisa del “dado de dos caras», comparable a la aproximación literaria de Borges en su cuento “El Disco», de El libro de arena.

Quizás los ejemplos no sean los más reveladores (son los únicos que he encontrado), pero la lección es clara: si atribuimos a un objeto las características esenciales de un dado, este objeto se “dadifica» en una suerte de transmutación metafórica.

V. CONCLUSIONES

Ninguna.

Quizás pueda hablarse de una idiosincrasia del objeto, de una contribución esencial a la magia, de una aportación que proviene únicamente de la peculiar manera de hacer magia con las cartas, monedas, navajas, dados”¦ aportación que ”“como digo- proviene de la cosa singular pero pasa a formar parte del acervo mágico y lo enriquece, y una vez asumido por el inconsciente mágico-colectivo enriquece también ”“fase descendente- al resto de objetos en un proceso ya sin fin.

Intuyo también cierta validez como método creativo, para exprimir las posibilidades mágicas de un objeto. Pero tiene el peligro de lo muy racional. Valoro más un enfoque menos analítico y más anárquico, una aproximación simbólica, poética (artística, al fin y al cabo)”¦

En un ejercicio dialéctico, juego a refutarme a mí mismo. Que las tesis apuntadas en este artículo son limitadas y relativas lo prueba el hecho de que la magia del cambio de color nunca será “esencial», debido al necesario carácter “accidental» de la cualidad color, que no pertenece a la esencia de la cosa (ya lo dijo Aristóteles). Si una concepción no acepta una manifestación mágica de tal tradición y relevancia, hay algo que falla.

En otro juego dialéctico, juego a refutar mi refutación. Cabe una aproximación “esencialista» a la magia del cambio de color. En un plano superficial, sería el caso de hacer magia con pinturas o cuadros. Ahondando más, me refiero a los objetos que admitan un solo color característico, como los plátanos o las cerezas picotas, posibilidades aún por explorar en el terreno mágico, pero muy interesantes. Sería el caso de un verdadero “pintaje» de una carta: el 7 de Tréboles se convierte en un 7 de Tréboles “rojos», y no en un 7 de Corazones. Ahí lo dejo.

Valga, pues, este artículo como una aproximación complementaria a otras de mayor enjundia práctica.
O como jugarreta teórica, para el que le guste (me incluyo).

Javier Piñeiro

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