La ética de la magia close-up

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Este artículo de Daniel K. Sokol fue traducido y es publicado con permiso del autor y

La confianza implícita entre el mago y el espectador

Una vez que el espectador ha aceptado asistir y ver un show, muchas de las reglas que gobiernan las relaciones entre extraños desaparecen. Como magos, podemos pedirles a los espectadores que realicen acciones que de otra manera en otro contexto sería, como mínimo, muy incómodo. Podemos pedirle a la audiencia abrir y cerrar las manos, cerrar los ojos, revisar sus bolsillos, recitar extraños conjuros e incluso pararse en un pie. Esto es porque el espectador confía en que el mago cumplirá con ciertas leyes implícitas. ¿Pero cuáles son estas reglas?

1. La acción es relevante para el acto en sí

Mago: «-Esto les va a encantar!, Ok, por favor levanten su pie derecho»
Espectador: «-Así?»
Mago: «-Perfecto. Ahora doblen su rodilla izquierda un poco. Bueno. Ahora elijan una carta cualquiera del mazo, mírenla bien, memorícenla, ok?, el seis de picas!»

En el caso descripto el mago ha violado claramente la regla de relevancia. El espectador siguió las reglas impuestas por el mago pensando que serían relevantes para el truco. Como magos, a veces pretendemos que ciertas cosas tengan relevancia cuando en realidad sólo sirven para distraer o entretener al público. Regularmente hacemos preguntas no para que sean relevantes al truco en sí sino para probar o para medir al público. La regla entonces debería ser que al menos parezcan relevantes para el acto.

2. Actuar razonablemente

El concepto «razonable» es difuso, la mayoría de los déspotas y tiranos del mundo creen ser «razonables». Muchos magos mediocres creen estar en un nivel «medio razonable». Entonces, ¿qué debe significar «razonable» para un mago?
Desde mi punto de vista, un mago que actúa de una manera razonable no debería hacer lo siguiente:

a) inflingir dolor físico al espectador; aunque hay situaciones en las que el mago «pretende» inflingirle daño, no puedo pensar una circunstancia en la que inflingir dolor a un espectador esté justificado.

b) traumatizar al espectador psicológicamente. Esto también está sujeto a la interpretación, he dudado en realizar el truco de Jim Pace «la telaraña», un efecto en el que el propósito es atemorizar al público colocando una araña plástica (pero terriblemente real) en la mano del espectador. Mi política es no someter a algo así a alguien que no conozca lo suficiente; la razón es que las desventajas (que incluyen la preocupación de que el truco pueda ofender al espectador, la minúscula pero real chance de que el espectador pueda sufrir un ataque cardíaco o provocar una complicación física a personas físicamente débiles o el daño psicológico al espectador o a mí mismo en el caso de una reacción adversa, el daño a mi reputación o la de los magos en general) pesan mucho mas que las ventajas. Mi filosofía es la de disfrutar de la magia con el espectador, y no estar en conflicto con él. Asustar al espectador deliberadamente va en total contradicción a esta filosofía. Similarmente, el mago no debería:

c) humillar al espectador. La relación entre el mago y el espectador no es de igual a igual. Después de todo, la razón por la que el respeto es tan importante es porque el espectador no sabe qué es lo que va a pasar en el trascurso del show. Muchos de los espectadores no saben qué es lo que se espera de ellos. Es una situación incierta. Siempre trato de instaurar un clima de camaradería con el espectador. También trato de eludir a aquellos participantes de la audiencia que permanecen muy callados o se muestran no participativos, especialmente en grupos grandes de gente. No hace falta decir que hay una delgada línea entre la comedia sana y la humillación y determinar la diferencia va en el juicio del artista.

d) actuar desproporcionadamente. Esto se refiere a balancear los beneficios del efecto en el espectador. Por ejemplo, la demanda de un mago hacia la platea debe ser directamente proporcional a la fuerza del efecto. Mayormente, esta regla lleva al mago a simplemente usar su sentido común. Esta noche, secretamente he colocado una moneda en un recipiente con una docena de galletas caseras recién horneadas, le pido al espectador que elija una galleta y le dijo que voy a introducir mágicamente la moneda en su interior, luego de elegir la galleta, el mago rompe la misma para mostrar el fin del truco, en este caso la rotura de la galleta se ve justificada por el truco. El daño fue proporcional a la fuerza del efecto. Un mago que destruye un caro reloj para develar la magia en cambio, quizá no está actuando de manera proporcional.

3. Ser entretenido!

En última instancia, la razón primaria por la que el espectador confía en el mago es porque cree que va a aportar al entretenimiento del show. Los magos deberían entonces poseer un nivel de destreza antes de actuar frente a extraños. Los espectadores desencantados serán los que se nieguen a volver a ver el show y la publicidad negativa es algo ineludible.
El el film «La familia de mi novia», Robert de Niro habla sobre el «círculo de confianza» que lleva a la familia a reunirse y a confiar. Los magos y la audiencia también debería tener eso, ya que todos somos parte del círculo mágico.

Las reglas listadas arriba (que pueden incrementarse) subrayan un hecho: como magos tenemos muchas responsabilidades hacia la audiencia. Debemos actuar de una manera relevante y dentro de la frontera de la razón y el entretenimiento. Estas pautas nos dan libertad para actuar en el escenario.

Nota del autor: Estos artículos reflejan mi punto particular de vista en el tema. Muchos pueden no estar de acuerdo con parte o todo lo mencionado. El debate sano es una parte central de la filosofía y recibo bien cualquier punto de vista, aunque sea diametralmente opuesto, que me quieran plantear.

Daniel K. Sokol (daniel.sokol@talk21.com)

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