Los 5 mejores Magos de la Historia – Robert Houdin

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Como parece que causó gran interés el tema de , cosa que realmente me alegra, vamos a profundizar en la vida de los mejores 5 magos de la historia que a mi criterio personal son lo que más influencia tuvieron en la magia contemporánea. Para ello vamos a dividir nuestro estudio en 5 artículos.

Y empezamos, como no, con Jean Eugène Robert-Houdin, el conocido como padre de la magia moderna. Houdin cambió el rumbo de la magia y necesitaría hojas y hojas para hablar de su vida y sus aportaciones, pero intentaré ir al grano para no extenderme demasiado.

Houdin nació en Francia, más concretamente en Blois en 1805 en una familia de relojeros. A medida que fue creciendo Houdin quería ser mecánico pero su padre quería que fuese notario, así que cuando tuvo unos años más su padre le mandó a un internado. Allí ya comenzó con sus primeros inventos, e ideó un sistema de elevación de agua que construyó con plumas y se movía con la carrera de una rata en una rueda.

Cuando terminó el colegio su padre le busco un puesto en una notaria, cosa que no le gustaba nada a Houdin. Para poder disfrutar de su pasión por los inventos se levantaba a 1″ª hora de la mañana antes de ir a trabajar. Uno de sus primeros inventos fue el despertador, sí, sí, como oís, nuestro despertador nació en manos de nuestro querido mago. Luego creó para sus pájaros duchas comederos móviles y dispositivos para suministrar azúcar. También creó el cuentakilómetros, el periscopio y el interruptor eléctrico. (¿A que nunca lo hubieseis pensado?)

Al final el padre de Houdin entró en razón y envió a su hijo a trabajar con su primo que era relojero. Allí Houdin decidió pedir un libro dedicado a las últimas técnicas de relojería y cual sería su sorpresa cuando el cartero se equivocó y le dio otro libro, libro dedicado a las ciencias recreativas, el cual estaba lleno de trucos de magia, siendo este el primer contacto de Houdin con nuestro arte.

Houdin enfermó de “cardenillo» y tomó viaje camino a su ciudad natal para recibir la muerte. Durante el viaje debido a un bache cayó fuera de la diligencia y quedó inconsciente en el camino y aquí llegó su segunda casualidad que le contactaba con el mundo de la magia, por el camino pasaba la feria ambulante de Edmond de Grisy, también conocido como Torrini, el cual era un ilusionista de la época. Nunca se supo si Torrini existió de verdad o fue simplemente imaginaciones de Houdin que escribió en su autobiografía.

De regreso a Blois y recuperado del cardenillo, se casó con la hija del relojero Houdin, del cual cogió su apellido para pasar a la posteridad. Houdin tuvo ocho hijos pero solo tres sobrevivieron.

Junto con su suegro comenzó a estudiar el mundo de los autómatas. Los primeros que creó fueron un funambulista, un prestidigitador y una niña. Pero su gran autómata fue crear un personaje capaz de dibujar y de escribir, y consiguió con él la medalla de plata de la exposición de París de 1844.

Pero la construcción de autómatas era muy lenta y decidió comenzar una aventura. Houdin pidió un préstamo y fundó un teatro en París. A sus 40 años de edad debutó como ilusionista y aquí comenzaría la magia moderna.

Para empezar Houdin se presentaba elegantemente vestido, sin disfrazarse absolutamente de nada como hacían sus antepasados y contemporáneos, vestía un frac negro, lo cual ya quedó como arquetipo de la ropa de los ilusionistas. Siempre daba a entender que sus milagros provenían del ingenio y del arte, no de poderes mágicos.

Desechó los grandes aparatos y centro la atención en sus manos y su palabra, adornando sus juegos con versos, historias o exposiciones científicas. Dentro de su repertorio podemos destacar “el pañuelo maravilloso», el péndulo cabalístico», “la pesca milagrosa», “el adivino diabólico», “las tórtolas simpáticas», “el ponche de lucifer» y sobre todo era conocido por “la segunda visión» y “la suspensión etérea».

El primero lo ideó viendo jugar a su hijo, creando un sistema para adivinar objetos sin nombrarlos, mediante pistas en clave. Su hijo Emile era el encargado en el escenario de adivinar los objetos prestados por el público. La “suspensión etérea» se basaba en el uso del éter por los anestesistas. Houdin daba a oler supuestamente este producto a su hijo y apoyaba sus codos en dos bastones. Cuando caía dormido el niño su padre quitaba un bastón sin que este cayese, subiéndole después sus pies dejándolo en posición horizontal.

Después de siete años haciendo magia se retiró a una mansión, conocida como la “Abadía de los trucos» en la que desarrolló el portero automático, la calefacción o la iluminación incandescente.

Pero ya en esta vida relajada, le llegó una última sorpresa a Houdin y encima por parte del coronel jefe del departamento de Argel. Este coronel asustado por las revueltas indígenas contrató los servicios del ilusionista para que demostrara a los mismos los poderes supremos que tenía Francia.

Al final del espectáculo, Houdin, llamó al hombre más fuerte de Argel y le dijo que le iba a quitar toda la fuerza. En el suelo había un cofre y a la orden de Houdin lo levantó sin problema. Houdin realizo unos movimientos mágicos y dijo unas palabras, volvió a mandar que levantase el cofre, y cual sería la sorpresa del auditorio cuando aquel hombre no podía levantar el cofre.

Finalmente se retiro a su mansión hasta que falleció en 1871, donde estuvo dedicado al estudio de las ciencias y a escribir su biografía, sus trucos y sus pensamientos mágicos.
Siempre recordaremos a Houdin sabiendo que “un mago es un actor que hace de mago».


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