Principios generales de la prestidigitación aplicados

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Robert Houdin, considerado el padre de la magia moderna, nos habla en su obra de unos principios básicos de la prestidigitación.
Voy a ir comentándolos de uno en uno y opinando sobre la base de mi experiencia:

1.» No prolongar excesivamente el espectáculo: Este principio es algo básico que se ha de plantear todo mago a la hora de preparar su espectáculo. La magia necesita enormemente de la atención de todos los sentidos del público y al cien por cien, por eso mismo según avanza el espectáculo los espectadores comienzan a sentir fatiga y empiezan a desconectarse del espectáculo. El ilusionista Comte decía que el espectáculo nunca debería sobrepasar las dos horas, pero en mi opinión me sigue pareciendo excesivo. En mi experiencia puedo decir que recomiendo que ningún espectáculo exceda de la hora y media, teniendo este un descanso como mucho de 15 minutos (descansos mayores pueden hacer que el público desconecte) para que el público descanse sus sentidos. También sugiero que no actuemos más de 45 minutos seguidos y que para el público infantil éste sea de unos 30 min. Ya que el nivel de atención de los más pequeños es mucho menor que el de los adultos.

2.» Las funciones deben empezar por los trucos más sencillos y acabar con los más espectaculares: Los primeros efectos han de ser efectos sencillos en cuanto a su trama, es decir, no han de ser efectos muy complejos para la mente del espectador, ya que al principio todavía no está preparada para digerir los platos fuertes. Los efectos iniciales han de ser altamente visuales y con la fuerza necesaria para captar la atención y el interés del público. Los juegos intermedios serán juegos de transición, juegos con alta carga mágica, ya más desarrollados, pero intercalaremos juegos sencillos para mantener fresca la atención del espectador o meteremos en los juegos gags, en esta etapa nos interesa que el espectador no se baje del tren de la ilusión que conseguimos en la primera etapa que se montase y que no se canse demasiado para la última etapa. En la última etapa vendrá el juego fuerte, el juego que recordarán todos los espectadores, ya que lo que perdura en la mente es lo que se vio lo último, por ello mismo este tendrá que ser nuestro mejor juego. Si calculásemos mal el tiempo del espectáculo o no consiguiésemos conservar la atención del espectador, por bueno que sea nuestro último juego los espectadores no estarán capacitados para apreciarlo.

3.» Nada es más contagioso que la alegría: Todo mago ha de tener buen sentido del humor y ha de usarlo en sus espectáculos. A la gente lo que más le gusta es reírse, a parte la alegría y la risa nos ayudarán a tener al público freso, atento, animado, y se llevarán un buen recuerdo a su casa. Evidentemente para público adulto se pueden hacer bromas de carácter sexual, pero si aviso que no hay que caer en el mal gusto, más de una vez me encontré con magos (no diré nombres) que todo su espectáculo eran bromas sexuales, y encima usando palabras obscenas y de mal gusto, os aseguro que más que reírse la gente resoplaba. Es bueno pararnos a pensar con qué tipo de personas vamos a estar, para adaptar nuestras bromas, hasta nuestro vocabulario, para que sea de su agrado y lo más cercano (no es lo mismo hablar a gente de 19 años que a personas de 65). También hay que tener cuidado si hacemos alguna broma “pesada» a quién hacérsela, no queremos que nadie se sienta humillado, incomodo, o ruborizado, a esto solo nos ayudará el sentido común y la experiencia.

4.» No anunciar nunca la naturaleza del efecto que nos proponemos a conseguir: Esto que plantea Robert Houdin se debe a que si cometemos un error en el desarrollo del juego, los espectadores al no saber el final, no sabrán si es un fallo real o no, y nosotros podemos aprovecharnos de esa situación para darle un nuevo final al juego. Lo que sí es verdad es que todos los juegos, por fáciles que sean y aunque sean automáticos, tienen un mínimo de error, error del que tenemos que saber salir, tenemos que tener preparados segundos finales, comentarios ingeniosos, etc… Cierto es que es muy difícil tener todo el espectáculo atado, y que a lo mejor nos surge un imprevisto que no habíamos pensado, en este caso la experiencia y profesionalidad del mago será la clave para salir airoso.

5.» El mago se guardará de confesar su derrota: Este punto va unido al anterior, ante un fallo, el mago nunca debe de aceptarlo públicamente, ya que el espectador es con lo que se quedará y dudará de la valía del mago. ¿Cómo hacer que un fallo no parezca real? Con nuestro sentido del humor e improvisando (si no lo tenemos preparado) un final de emergencia. Si lo hacemos todo con aplomo, el público realmente creerá que el juego era así.

6.» El mago nunca reclamará la indulgencia del público: El público no es el culpable de que tengas un mal día, de que te duela la cabeza, de que estés cansado, de que presentes un juego nuevo y salga mal… No debes pedir comprensión en este sentido puesto que ellos no la tienen que tener ante tus problemas. El público pagó por ver una buena actuación y eso tiene que ser lo que les des.

7.» El mago debe meterse tanto en su papel que debe creerse hasta las fábulas que cuenta: A robert houdin siempre se le recuerda por esta frase “El mago es un actor que representa el papel de mago». Y así lo pienso yo también. Cuando estamos en las tablas de un escenario ya no somos Pedro, ni Elena, ni Pepe, somos un mago, un personaje, y por ello mismo nos debemos a nuestro personaje. Cuanto más nos creamos nuestro papel más real será todo y más natural. Si el mago cree que de verdad que la bola zombi está flotando…así lo verá el público, si no se lo cree….el público notará algo raro, no le convencerá, no terminará de creérselo.

8.» Debe cuidarse mucho todo aquello que contribuya a mantener la atención del espectador: Por ello hemos de darle un trato muy especial a nuestra palabra, nuestra entonación, nuestra mirada, nuestros gestos, nuestra postura….Hasta hay que cuidar los objetos escénicos y hasta los efectos especiales (no nos interesa por ejemplo activar una fuente de fuego fría de titanio en un momento que necesitamos la máxima atención sobre nosotros del público)

9.» No se debe hablar al público de ciertas técnicas secretas diciendo que ciertos magos las hacen pero nosotros no, y luego hacerlas. Esto se debe a que si hay algún aficionado a la magia en la sala y nos oye decir que no usamos una técnica y luego la realizamos, el interés de la persona caerá en picado y nuestro prestigio hacia sus ojos también. Hace poco vi a un mago que presumía ante el público de no usar textualmente “pulgares falsos» y hasta contó para que se usaban, y a los 5 minutos ya los estaba usando él. A la gente le coló todo, pero a mi evidentemente no, y desde ese momento ya empezó con mal pie conmigo.

10. Evitar en la medida de lo posible el truco falso: También conocido como fallo aparente. Houdin lo veía como algo de mal gusto y como algo que había que evitar, yo nunca fui amigo de los fallos aparentes tampoco, pero una cosa está clara si se hace hay que hacerlo bien.
Según mi opinión el fallo aparente se produce en un momento de tensión del juego, cayendo en picado la curva emocional del espectador al ver el fallo del mago, para que vuelva a subir la curva a gran velocidad hasta el punto máximo con el climax final. Si no conseguimos que el espectador se crea el fallo, el espectador sabrá que eso no puede terminar así, que tiene que haber algo más, y cuando produzcamos el efecto final él dirá «ya lo sabía», con lo que el clímax por bueno que fuese no causará en él ninguna reacción. También hay que destacar que el fallo aparente nunca a de ser algo más mágico que el efecto final, pues este quedará deslucido, es decir no podemos prometer que una carta de un espectador desaparecerá de la baraja para aparecer firmada por el Dalai Lama en la cartera del propio espectador y luego simplemente hacer que la carta aparezca en la parte superior de la baraja.

11.» La verdadera prestidigitación exige una gran sencillez de ejecución: Muchos magos para cubrir un movimiento tramposo realizan un movimiento amplio, como todos sabemos el movimiento grande cubre al pequeño. Lo importante es hacer las cosas de la manera más natural, si podemos prescindir de grandes movimientos mejor, y si los tenemos que realizar que estén justificados a ojos del público, que la gente lo vea como algo normal.

12.» Nunca usar compinches en el acto mágico: Houdin decía que el uso de compinches eran más propios de juegos de colegio que de espectáculos de magia. Esto ya es una opinión muy personal, y por supuesto muy respetable. Yo creo que hay muchas maneras de usar compinches y algunas perfectamente validas. La clave si es algo valido o no la pondría en la finalidad del uso de compinches, si es engañar al público está mal, si es ilusionarlo y hacerle disfrutar…no está tan mal. Aunque tengo que reconocer que en esto pienso también igual que Houdin…

13.» El mago debe emplear correctamente el lenguaje y evitar las groserías y las palabras de mal gusto, así como los alardes retóricos y la afectación en el discurso. De lo primero ya habíamos hablado en anteriores apartados, y de lo segundo solo digo una cosa y quedará clara, quien te tiene que tirar flores es el público, no tú a ti mismo. También recuerdo que no solo con la palabra se puede resultar una persona creída, sino también con la postura y nuestra actitud.

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