El gancho

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Hubo un momento en mi vida donde la magia pasó a un segundo plano, un momento donde consagré mi vida al arte de la escritura de novelas de ciencia ficción. Cada día me encontraba escribiendo historias sin parar, las escribía y las enviaba a una rara imprenta de revistas de la que nadie había escuchado y que usualmente no me pagaba con dinero sino con ejemplares de mis propios libros, y recuerdo estudiar de libros y revistas especializadas buscando el secreto de cómo ser un mejor escritor.

Pero, como en la magia, el verdadero secreto de escribir es que no hay secreto, una buena escritura es el producto de más y más trabajo, las cosas intangibles como la inspiración juegan un rol menos importante y, también como en la magia, nadie te puede enseñar como escribir, no hay atajos. Nadie puede convertirse en un mago o en un escritor de la noche a la mañana.

Logras un buen nivel encomendándote y trabajando duro. Ambas son artes solitarias que se basan en una disciplina nacida del amor, y ambas tienen el mismo objetivo; crear a partir de tu esfuerzo solitario algo que llegará a otros y los impactará positivamente.

Aunque no se puede enseñar como escribir buenas novelas de ficción, existen ciertas técnicas que pueden facilitar el trabajo y pueden ser fácilmente adaptables a nuestra magia.

Tomen por ejemplo los cuentos cortos. Los nuevos escritores tienden a pensar que escribir un cuento corto es mucho más fácil que escribir una novela. Después de todo, sólo estás lidiando con un monto limitado de palabras que pueden ser escritas en papel en cuestión de minutos. Debería ser más fácil que escribir una novela completa de 300 páginas.

Pero en realidad para la mayoría no lo es. Debido a la poca cantidad de palabras con las que cuentas, cada una de ellas es importante, debes intentar crear personajes delimitados y reales, establecer un argumento creíble y atractivo, y además llegar a un clímax en cuestión de unas pocas páginas. Sería el equivalente para un mago de tratar de convencer a una audiencia de que es el mejor mago del mundo con sólo un efecto en vez de un show entero. Escribir un buen cuento corto es verdaderamente un reto.

De todas maneras, existe una fórmula para escribir historias cortas que todos los escritores siguen de una manera u otra, y una de las partes más importantes es conocida como «el gancho». El gancho es la primera línea de la historia, y la idea de una buen gancho es que sea lo suficientemente provocativa como para que impulse al lector a leer toda la historia.

Dependiendo del género, el gancho puede ser obvio o extremadamente sutil, pero siempre está allí. Aquí les doy un ejemplo.

«Ted observó estupefacto la sangre en sus manos y se preguntó qué pudo haber pasado… y que haría ahora.»

Sé que no es un gancho muy artístico, pero es suficiente para que entiendan lo que digo. El lector se enfrenta a una serie de preguntas sin responder ¿Qué hizo Ted? ¿Porqué hay sangre en sus manos? ¿Qué hará ahora? el interés del lector ha crecido y leerá el resto para descubrir las respuestas. Ha quedado «enganchado».

Como magos podemos emplear la misma técnica al construir una presentación. Podemos crear una línea introductoria que haga que el espectador se sienta motivado a observar todo el efecto.

Ahora, para lograr que esta técnica tenga un impacto importante, debe hacerse en forma de pregunta. Cuando le preguntamos algo a alguien, esa persona está forzada a prestar atención a lo que sea que hagas. Aquí pondré dos ejemplos.

Haré algo de magia para tí con cuatro cartas rojas y el as de picas.

¿Crees que un naipe pueda matar a un hombre?

En el primer ejemplo, le sería fácil a la audiencia ignorar por completo el efecto. y el efecto pierde mucho poder. No son parte del truco sino que son meros espectadores, les mostrarás algo solamente. En el segundo ejemplo ellos se enfrentan a una pregunta provocativa que engancha la mente y no es algo que se pueda ignorar fácilmente ¿Podrá una carta matar a un hombre? ¿En qué manera? ¿Me mostrarán cómo? La audiencia se ve incluída en el efecto, has «enganchado» su interés y te seguirán hasta que el efecto termine.

Incluso cuando no plantees la frase de introducción como una pregunta, todavía puedes crear interés con un poco de audacia.

Compara estos ejemplos:

Ahora haré magia con cuatro monedas de 50 centavos.

Ésto es algo que siempre fue un misterio para mí.

En el primer ejemplo has dicho todo y el efecto en sí no cobra ningún sentido especial. En el segundo ejemplo estás diciendo que es un misterio genuino y que lo que vas a hacer será interesante. Después de todo, es un misterio para tí, el mago, entonces debe ser algo extraño y muy poderoso y una vez más, el interés de la audiencia se ha visto asegurado, has logrado atrapar al público.

En conclusión, el gancho es una herramienta poderosa para capturar el interés de la audiencia y los introduce en el efecto. Por supuesto, una vez que has captado su atención, debes realizar un efecto que valga la pena. Si dices «Ahora verán uno de los trucos de magia más impactantes que existen» y haces algo muy simple o usado, perderás a la audiencia irremediablemente. De hecho, puedes lograr un efecto totalmente contraproducente. Así que preocúpate de realizar efectos que valgan la atención, y usa alguna técnica para resaltar los efectos y convertirlos en actos de magia memorables.

17 de setiembre 2007
Jim Coles
(jim@unexpectedwonders.com)

Gracias a Jim por su autorización para traducir y publicar esta nota! Pueden visitar su sitio en

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