Cómo éramos…

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Como éramos…

A veces no notamos la diferencia en nuestro comportamiento respecto a la magia, como éramos cuando empezamos, en que hemos cambiados y hacia donde nos encaminados a ser.

Seguramente a más de uno al principio, era tal la emoción que sentía al verse haciendo magia, la felicidad por haber descubierto una tienda, un libro, tener acceso a algo que creía, quizás, imposible de aprender y que siempre le había gustado toda la vida, que no podía evitar avisar a los demás, a sus amigos, a familiares, ofrecerse a enseñar, e incluso intentar convencerles para que aprendieran magia.
Prestaste un libro de magia que solo ojearon viendo los dibujitos que nunca leyeron.
Revelaste los secretos a tu publico tras triunfar con un juego bajo la mirada de esos ojos ilusionados, sonrisas en la boca y esas palabras que te preguntan: “cómo lo has hecho»?!!! al ver algo imposible.
En esos momentos te sientes feliz, pero a la vez inquieto, sabes que no debes darles una explicación a lo que han visto, pero un gusanillo dentro de ti te empuja a hacerlo, aparte les tienes aprecio, y sabes que se les olvidara enseguida, como también que tampoco se lo dirán a nadie. Confías en ellos, igual como confiabas en ti mismo cuando juraste: “Nunca revelare mis “trucos».
Tras faltar a tu palabra te das cuenta de tu error, y te prometes de nuevo que no volvera a suceder, quebrantándolo otro día, y otro, y otro… de nuevo.

Te sientes importantes, capaz de todo, acumulas información incesantemente en tu ordenador, de todo tipo, esa que nunca lees, y a lo mejor ni intentas. Te es más fácil mirar videos, pero como eres “bueno» pasas de ver detalladamente las explicaciones con creer saber “como se hace» te sientes conforme.

A diario intentas sorprender a los tuyos con un juego nuevo, pero poco a poco ves que ellos pierden interés en el tema, te miran con cara de aburridos, o simplemente su cara ya no se ilumina como cuando les hacías algo: “como prefieres un juego automático?! Si este tiene forzaje, salto, cuenta falsa…»

Te empiezan a caer mal “mis amigos van a pillar, no disfrutan con la magia».
Así que decides ofrecerte como mago para fiestas infantiles para que de esta forma: tengas un buen público, pasarlo bien, y ganar un dinerillo sin ningún esfuerzo

Amplias de inmediato tus campos: cubiletes, cuerdas, monedas, cartas….buscar por todas partes planos de grandes ilusiones.
Compras compulsivamente todo lo que ves, y deseas tener mucho mas. La mayoría de las cosas que no las usas, otras no entiendes, subestimas o no te salen.

Puede que te alejes de la magia por un tiempo, puede que no…Puede que recapacites y empieces de cero, centrándote en lo que de verdad importa: Adquirir una buena base para que en un mañana hagas MAGIA de verdad.

A medida que avanzas dentro del buen camino, cada vez que lees/ escuchas un comentario con el que no estas de acuerdo, o demuestra poca experiencia, te enfureces, te vuelves irritable, todos los de tu alrededor te parecen tontos, no entiendes como puede ser posible que puedan hacerse llamar MAGOS, te sientes como si estuvieran mancillando con sus sucias manos lo que mas amas, la magia. No los consideras dignos de tener acceso a ella.

Puede que te aísles por un tiempo de la gente de tu entorno, puede que no…Puede que te des cuenta e intentes analizar porque sientes ese malestar, si tu antes eras así…e incluso peor.

Tus padres te regañan cada vez que te ven con la baraja en la mano: “este niño no estudia nada». Te amenazan con regalar todos tus libros al primero que pase: “acaso te quieres dedicar a eso, serás mago de mayor?» “Todos los artistas (pintores, músicos, actores…) son pobres en la vida, el triunfo y reconocimiento les llega una vez muertos».

Hay una reunión en tu casa, vienen los abuelos del pueblo, es navidad, te encuentras con que eres el centro de atención de todas las miradas, tu padre presume de ti: “el niño es mago», y te plantan en el medio del salón para que les hagas un espectáculo de magia: “venga, has algo» “donde has aprendido?»
Tu tío te lleva fuera, retirado del resto de gente, donde nadie os oiga ni se escuche ruido para que confieses confesar: “como lo has hecho? enséñame, ese juego me gusta mucho y quiero hacérselo a los de la oficina»

Puede que aceptes, puede que no…Puede que la situación te la esperabas y por tanto hayas preparado algo, o te vas con tus primos aparte para hacerles algún juego, de los que siempre haces a tus amigos con las cartas, automático?

Encuentras a alguien entusiasmado, con mucho animo y aptitudes para aprender, decides apadrinarlo, y en cierta forma ayudarle dándole recomendaciones y buenos consejos

Sientes curiosidad y decides comprarte un libro de teoría, de ese mago del que todos haban maravillas, cuyos libros todos recomiendan. Descubres un mundo nuevo que te hace reflexionar y volver a valorar todo lo que haces.
Es tu nueva droga, buscas por todas partes material donde se trate la magia desde ese punto tan fascinante que muchos desechan y no consideran importante.

Puedes que tomes las opiniones como doctrina: “dos climax en un juego? Mal…eso es un anticlímax, no se debe hacer» ; puede que no…Puede que te sirvan para intentar tener tus propias ideas o remarcar aspectos importantes sobre los que posteriormente tendrás que tener en cuenta.

Uno labra su propio camino para intentar alcanzar el destino que ha elegido:
Quieres ser mago o truquero?

Ella

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