Mago convertido al escepticismo dedica su vida a exponer fraudes

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Fort Lauderdale, Florida. James Randi ha escapado de un ataúd sellado sumergido en el mar y de una camisa de fuerza pendiendo de las cataratas de Niágara. Si eliges una palabra en un libro de 200 páginas, él podría adivinarla. Eliges un objeto y él lo desvanecerá frente a tus ojos.

Dejó de actuar bajo el nombre artístico de «Amazing Randi» hace años, pero las palabras que dirigía a la audiencia al final del show presagiaban su futuro.

«Todo lo que han visto aquí son trucos» diría él, «No hay nada sobrenatural en lo que he hecho. Espero que crean lo que les digo, gracias y buenas noches».

Por más de dos décadas. Randi ha sido el más escéptico de todos, apuntando sus armas de racionalista a psíquicos, curadores de la fe, médiums y mentalistas. él encuentra a sus rivales tan absurdos que la situación ha logrado obsesionarlo.

«Es importante», dice él, «Porque cualquier mala información proveída por gente que clama poder torcer la realidad y realizar verdaderos milagros cobrando por lo que hacen… son una influencia muy negativa para la sociedad».

El canadiense James Hamilton Zwinge comenzó su carrera como escapista y mago luego de abandonar el colegio y su casa natal para unirse a una feria ambulante. Su rutina de escenario lo llevó por el camino en contra de aquellos que él acusaba de mentirosos. Eso incluía no sólo a adivinadores sino también a quiroprácticos, homeópatas y otros.

La razón de la necesidad de Randi de develar las mentiras de estas prácticas surgió en un episodio de 1972 de «Tonight Show» donde él asistió a Johnny Carson para la presentación del artista israelí Uri Geller quien decía que podía doblar cucharas sólo con el poder de su mente. Randi se aseguró de que tanto las cucharas como otros utensilios estuviesen a salvo y lejos de las manos del artista israelí hasta el momento de salir ante cámaras para evitar posibles manipulaciones. El resultado fueron 22 minutos agonizantes donde Geller no pudo lograr ningún truco satisfactoriamente.

En los años que siguieron, él ha logrado formar la prestigiosa asociación «MacArthur», estableció la fundación educacional que lleva su nombre y es el guardián de un premio de un millón de dólares destinado al que pueda demostrar poderes sobrenaturales.

Randi no conoce límites a la hora de exponer a sus rivales. Cosa que lo ha llevado a ganar innumerables fans como también detractores.

Hace falta un mago para saber

Michael Shermer, editor de «Skeptic Magazine» y director ejecutivo de la «Skeptic Society» dice que Randi está tomando el lugar que Houdini alguna vez supo tener.

«Hace falta un mago para saber cómo las personas engañan a otros a propósito. Los científicos no están preparados para detectar el engaño intencional», dijo Shermer, «Si te importa la realidad, Randi es la lente a través de la cuál podemos ver a quienes nos engañan».

Randi fue criado bajo la religión anglicana, pero él dice que desde su niñez encontró la existencia de Dios poco creíble.

No encuentra mucha diferencia entre los grupos religiosos más importantes y otras figuras espirituales. La única diferencia, él dijo, es que las religiones más establecidas tienen más poder.

«Yo creo que de la misma manera en que muere un computador luego de dispararle o desenchufarla, no creo en la vida después de la muerte, no encuentro ninguna evidencia que apoye lo contrario».

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